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Tori Sparks
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Pequeñas discográficas: ¿héroes o locos?

Hablamos con la cantautora norteamericana Tori Sparks

Escrito por
Laura Conde
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“Creo que ningún acto heroico deja de tener un lado loco. Ser músico estos días es como entrar en un edificio en llamas con gente dentro y querer salvarlos a todos. ¿Es de locos o de héroes? A los músicos nos da igual si nos quemamos enteros, seguiremos en el camino. Es una necesidad”. Esta frase de la artista norteamericana afincada en Barcelona Tori Sparks resume el momento vital para músicos y discográficas locales ante una era en la que conviven el mundo digital con la industria musical tradicional y el formato físico. ¿Cómo se vive esta situación en la Barcelona actual? 

La clave para los sellos: adaptarse 
El paso de lo físico a lo digital para las discográficas es tan solo una evolución lógica en la que subsistir supone adaptarse y considerar lo digital como un complemento, no como un mal. El sello barcelonés BCore, con más de 25 años ofreciendo música independiente (y referencias como Joan Colomo, Alberto Montero o Futuro Terror), lo sabe. Aunque su responsable, Jordi Llansamà, confiesa utilizar también el formato digital, “para escuchar música desde el coche”. “Seguimos siendo editora y haciendo discos, solo que nuestras canciones están también en plataformas digitales y en todas las redes, pero lo hacemos como complemento a la venta tradicional”. 
Algo diferente es el caso de Bankrobber, sello barcelonés formado por Marçal Lladó en diciembre de 2001 (Xarim Aresté, El Petit de Cal Eril, Mazoni): "Ya nacimos en plena era digital, de forma que nunca hubo grandes sobresaltos. Para nosotros la red es una vía de comunicación y tratamos de aprovecharla para que nuestra música viaje lo más lejos posible”. Bankrobber forma parte de una nueva generación de la industria musical que opta a su vez por diversificar sus servicios, siendo a la vez “sello, management y editorial”. Una alternativa que les mantiene bien vivos.

Publicar discos, ¿una necesidad? 
Para Tori Sparks sí, pues se trata de "una reacción ante la idea de que todo tenga que ser barato o gratuito en lo digital. Es necesario editar discos y hacerlo en vinilo, tocarlos, apreciarlos… aunque tal vez menos copias”. Sin embargo, más allá del packaging, para Lladó lo que importa es el contenido: “vale la pena seguir publicando vinilos, cassettes, CD, Mp3 y lo que sea. Lo importante es que la música esté bien, el resto es packaging”. 
Editar en físico tiene también su acepción romántica, pues como dice Josep Xortó (músico autoproducido con los míticos Critters) “es una satisfacción personal. Un sueño, una aventura”. Ramon Aragall (Els Amics de les Arts, Outer Space y, en solitario, con un disco editado por Discmedi) cree que aunque el protagonismo de las redes sociales es fulminante, la apuesta por estar en una discográfica sigue siendo útil: "las redes se han apoderado de todo. Quizás sigue teniendo un punto de prestigio estar dentro de un sello, y quizás algunos son tan exclusivos que ayudan a identificar el estilo de sus bandas. Pero Spotify y Youtube lo han cambiado todo y nunca volverá a ser lo mismo”.

Discográficas como ‘selectors’ 
De ese prestigio nos habla precisamente Llansamà: “muchas veces lo que ofrece una discográfica es que tiene una estructura, un circuito y un nombre, de manera que es más fácil para un grupo que fiche darse a conocer y que te conozcan en los sitios. También hace falta que el grupo sea bueno, claro. Pero la opción de la autoedición también es válida, hay grupos que ya lo han demostrado”, como es el caso de Adam Giles Levy, Ljubliana & The Seawolf, Elora, El Circo de las Mariposas o The Lucies, por poner sólo algunos ejemplos del panorama barcelonés. 
Para Lledó, contamos también con una buena cantera local de sellos: “Desde el patriarca BCore, con 25 años a la espalda, hasta sellos do-it-yourself como El Mamut Traçut, Famèlic, Sones, El Genio Equivocado, Foehn, La Castanya, Boira Discos...”. Eso sí, según él en la escena local hay un problema de base que no se soluciona por más sellos o plataformas digitales que surjan: “que no hay nuevas salas de conciertos: había cuatro o cinco hace años y ahora seguimos teniendo las mismas.” 

¿Paraíso o apocalipsis? 
¿Es esta dualidad físico/digital una amenaza incluso para nosotros mismos? ¿Nos podemos atragantar con tanta oferta y ser incapaces de digerirla? Nos quedamos con la conclusión de Josep Xortó: "En la era digital cualquiera puede hacer su propia selección, sea buena o mala. Es como la televisión en los años 90: todos nos comíamos lo mismo porque no había otra cosa... Pues ahora puedes elegir menú, pero hay que hacerlo con cuidado para que no te acabe sentando mal.”. O dejar que otros lo elijan por ti, claro. Y para eso siempre nos quedarán las discográficas.

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