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Cierra Olla Framir, una de las primeras tiendas de legumbres cocidas de España

Este pequeño comercio del Raval bajó la persiana definitivament el pasado sábado en medio de los aplausos de los vecinos

Ricard Martín
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Ricard Martín
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El pasado sábado, 30 de enero, cerró la histórica tienda de legumbres cocidas del Raval, L'Olla Framir. Se aplica el adjetivo histórico con mucha ligereza, pero en este caso está plenamente justificado: según explica la propietaria del negocio, Mari Carmen Miró, "mis padres cogieron la tienda hace medio siglo, y esta fue una de las primeras tiendas de legumbres cocidas de Cataluña. Y digo de Cataluña porque este es un modelo de negocio que, como quien dice, sólo existe en Cataluña", explica. (Y tiene toda la razón del mundo: la primera tienda de legumbres cocidas en Galicia, por ejemplo, la abrió en Lugo en 2009... uno de Barcelona!).

Si el sábado pasado cerró –entre los aplausos de los vecinos– cuando llego a la tienda, Miró está entregando las llaves a la propiedad. Cierrra porque explica que "no me han renovado el contrato y he aguantado un año, pero ya no podía más". Según Miró, la propiedad le ha explicado que "rehabilitará la finca para hacer pisos" (que seguramente serán pisos turísticos, según le comunicó el concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa).

Miró tiene 64 años y se siente orgullosa de perpetuar un modelo de negocio "que sólo teníamos aquí: tú te pasabas todo el día trabajando fuera de casa, y cuando llegabas te podías encontrar en la mesa, por muy pocos cuartos, un plato caliente de garbanzos recién cocidos". Esto que dice es importante: las legumbres cocidas frescas son fruto de la industrialización. Cuando las mujeres se incorporaron a las fábricas, el tiempo de cocinar se redujo drásticamente y las tiendas de legumbres cocidas fueron la solución.

También se siente triste de tener que bajar la persiana de una tienda que pertenece a aquel amado –y reducido– club de comercios autóctonos de comida, tan arraigados en el Raval norte, como el Forn Boix y la tienda de pasta fresca La Italiana Rivali. "Todos los buenos oficios artesanos se van perdiendo. Y a mí me duele tener que cerrar una tienda que alimentaba tres familias más, y donde murió mi padre de un ataque al corazón, cociendo legumbres". Precisa que están buscando una nueva ubicación en el barrio, pero que a sus 64 años y dada la complejidad del tipo de tienda (chimenea grande, cocina industrial) puede que ya no reabra.

Montse Majench, gestora cultural y clienta de L'Olla Framir, resume el drama cotidiano: "Los vecinos estamos desolados. L'Olla Framir podría estar incluida en el listado de servicios sociales del barrio. Mari Carmen, una cocinera excelente, alimenta el barrio desde hace 50 años. Hace los platos de la abuela, de cada día, con cuidado y rigor, verdura, lentejas, crema de verduras, carrilleras de cerdo y su famosa escalopa de pollo rellena de espinacas a la crema a precios populares". Majench denuncia que baja la persiana "por culpa, otra vez, de la especulación inmobiliaria que nos deja sin el pequeño comercio de proximidad que tanto dicen que se quiere fomentar. ¿Cómo puede ser que pase esto?".

Restaurant Sagarra
Foto: Ricard MartínRestaurant Sagarra

Pasear por el Raval norte hoy es triste. Pasada la Olla Framis, te topas con el clásico popular Sagarra, que cerró el pasado noviembre, y antes te encuentras que la no menos clásica tienda de instrumentos especializada en percusión, Tokobongo, se ha trasladado de Elisabets a Consell de Cent, 200, bis. "Teníamos que ir a un lugar más pequeño. Adaptarse o morir", me dicen en Tokobongo.

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