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Ya ha comenzado la cuenta atrás para la celebración de los Juegos Olímpicos de 2024. Este año, París ha sido el escenario escogido para acoger el evento deportivo más importante del mundo, donde más de 10.500 deportistas competirán en alguna de las 32 disciplinas olímpicas. Durante 18 días, del 26 de julio al 11 de agosto, los participantes se participarán en las 329 pruebas de la competición y, para prepararse, la alimentación juega un papel protagonista. Este aspecto ha llamado la atención de los grupos FoodLab y Epi4Health, de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, y lo han escogido como foco de la primera tesis del doctorado de salud y psicología de la UOC, dirigida por los investigadores F. Xavier Medina y Laura Esquius.
Desde que se celebraron en Atenas los primeros Juegos Olímpicos contemporáneos, en 1896, la sociedad no ha dejado de cambiar, una evolución que también se ha notado en las prácticas deportivas y en su alimentación. "En las primeras ediciones no había villas olímpicas, los atletas eran amateurs, bebían vino y todavía pensaban, como en la antigua Grecia, que si comían pata de cabra tendrían la fuerza de una cabra. Hoy, hay que preparar 50.000 comidas todos los días, informar bien, incluir opciones vegetarianas y velar por la sostenibilidad", explica Xavi Santabàrbara, el autor de la tesis.
En los Juegos Olímpicos de 2024, las políticas de la nutrición deportiva se centrarán en incidir en la producción local, el aprovechamiento de alimentos y fomentar las opciones de proteína de origen vegetal. Además, la sostenibilidad será un objetivo principal para poder posicionar la gastronomía de la ciudad y el país.
¿Qué factores han afectado a la evolución de la nutrición olímpica?
La investigación va más allá de los nutrientes que benefician al rendimiento deportivo y se centra en el estudio de los factores que influyen en la evolución de la nutrición olímpica. Uno de ellos es la cultura gastronómica de cada país; no había los mismos alimentos en la villa olímpica de Seúl en 1988 que en los de Barcelona en 1992. En el caso de la ciudad Coreana, se convirtió en todo un ejemplo de gastrodiplomacia, que utilizó su gastronomía para potenciar el país. Sin embargo, en el caso de Barcelona se dio más prioridad a la renovación y transformación de la ciudad que a su cultura gastronómica.
Otros factores que Santabàrbara ha incluido en su tesis son el suministro de alimentos, las empresas de restauración o la suplementación deportiva de cada país. Además, la nutrición deportiva empezó a tenerse en cuenta dentro de la ciencia a principios de siglo, cuando se consideraba que las proteínas eran lo más importante. "A mediados de los años 40, las investigaciones ya determinaron que quien da la energía es el hidrato de carbono. Y, después de la Segunda Guerra Mundial, en los Juegos Olímpicos de Helsinki ya se tenía en cuenta la importancia de los hidratos", añade Santabàrbara.