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Todo el mundo conoce el Pabellón Mies: por su arquitectura racionalista, los cristales limpios que dejan pasar la luz sobre el mármol travertino, el agua transparente donde flotan nenúfares y se refleja la escultura Alba, de Georg Kolbe. Pero esta mañana, el edificio ha amanecido irreconocible. Podríamos decir que se ha levantado con el pie izquierdo o patas arriba.

Hoy lo decoran todo tipo de muebles tradicionales: camas, mesas, sillas, alfombras, sofás e incluso un váter, un fregadero y una bañera cuelgan del techo, como si alguien hubiera querido cambiar el aura contemporánea del edificio por la energía que emiten las casas de las personas mayores. Ese alguien es Xevi Bayona, artista y arquitecto olotense, que ha llenado el edificio con los muebles de su abuela en esta instalación titulada La Padrina y las pertenencias de la domesticidad.

Todos los muebles que configuran esta casa del revés son los que la abuela del artista tenía en su casa, una mujer que nació en Barcelona en el año 1927, durante el mismo período en que Mies redactaba el proyecto del pabellón.

Bayona, por tanto, juega con el contraste que provoca que una misma época pueda contener expresiones estéticas tan distintas y, al mismo tiempo, reivindica la memoria de su abuela, presente en los objetos expuestos.

Además, la instalación demuestra que cualquier espacio arquitectónico puede transformarse en una vivienda. Como quien domestica un animal salvaje, el artista nos hace darnos cuenta de que somos nosotros mismos quienes tenemos el poder de domesticar los espacios y sentir que son nuestros.

Las pertenencias, los muebles y los objetos —convencionales, antiguos, aparentemente sin valor— de una mujer que vivió en la ciudad hace más de 90 años, tienen el poder de cambiar radicalmente el aspecto visual y las sensaciones que provoca la visita al Pabellón Mies van der Rohe.

La obra de Xevi Bayona transformará el Pabellón hasta el 17 de agosto, cuando los muebles se marcharán de este edificio. La entrada, que normalmente es de pago, será gratuita el domingo 3 de agosto, que coincide con el primer domingo de mes, un día en que muchos museos de la ciudad hacen jornada de puertas abiertas.