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¿Qué pasó con David Sust?

Escrito por
Pere Vall
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De 'Tras el cristal' a 'Boi'

El ex teatro Capsa, reconvertido en cine a partir de 1977 y cerrado definitivamente en 1998, acogió el estreno de 'Tras el cristal' (1986), la perturbadora ópera prima de Agustí Villaronga, una película enfermiza e incómoda, que protagonizaban el alemán Günter Meisner, Marisa Paredes, Imma Colomer y, en su presentación como actor, un chico de mirada intranquilizadora llamado David Sust. La carrera posterior de Sust no fue la que se esperaba: repitió con el cineasta mallorquín en 'El niño de la luna'; pasó por otra ópera prima ('Demasiado viejo para morir joven', de Isabel Coixet); intervino en algún film más ('Material urbano', de Jordi Bayona) y en producciones televisivas ('13 x 13', 'L’avi Bernat', 'El despertar de la primavera'); y después desapareció del mapa audiovisual. Un amigo, ese típico amigo granujilla que se mueve entre los altos y los bajos fondos, me dijo que trabajaba de carpintero en el barrio de Gracia. Como cuando Daniel Day-Lewis se retiró para currar de zapatero en Italia. Puede ser que, en este vistazo a su trayectoria, me haya olvidado de alguna peli, pero siempre podré echar la culpa a la base de datos IMDB, que aún no ha incluido el retorno de David Sust a la pantalla: en un pequeño papel, aparece en 'Boi', largometraje de Jorge M. Fontana que se estrena el 29 de marzo. En la cinta, después de varios líos, malentendidos y movidas varias, Sust coincide en una escena con el verdadero protagonista de la historia: Bernat Quintana, en su primer papel estelar en el cine. Quintana, ¿un nuevo Sust?

'Tras el cristal', de Agustí Villaronga

Bernat Quintana en un 'neothriller' barcelonés

Estrella televisiva ('El cor de la ciutat', 'Com si fos ahir') y teatral (si se vuelve a representar, no os lo perdáis en la obra de Marta Buchaca 'Només una vegada'), Bernat Quintana interpreta a un chico de 27 años que se estrena como chófer privado y, a su vez, está pendiente de una noticia de índole personal. En determinados aspectos, ¡no en todos!, Boi me recuerda al Travis Bickle de 'Taxi driver', encarnado por Robert De Niro: al volante de su automóvil, es testigo de una Barcelona del diseño, los negocios y también de los mafiosos. ¿El guion podría transcurrir durante el Mobile Congress? Perfectamente.

'Boi', de Jorge M. Fontana

La ciudad de los prodigiosos peligrosos

La Barcelona de la peli de Fontana no es la misma de los argumentos de Cesc Gay o Ventura Pons. Se parece más a la ciudad descrita por Manuel Vázquez Montalbán, Eduardo Mendoza o Juan Marsé. Una urbe exuberante, que te promete prodigios y sin embargo te ofrece timos. Una metrópolis atractiva, donde la pasta circula en abundancia, pero, precisamente por eso, se convierte en peligrosa.


Cuando oscurece... ¡pies para qué os quiero!

Sin desvelar mucho más de la intriga, avanzo que Boi tiene dos clientes asiáticos, que sólo le hablan en inglés y que le meterán en líos indeseados. Con banda sonora de El Guincho y mucho gusto a la hora de mover la cámara y planificar, 'Boi' llegará, me imagino, a muy pocas salas, pero hete aquí mi reivindicación y recomendación: por Quintana, que asume su primer protagonista con una seguridad y un carisma bestial; por hablarnos de una Barcelona oculta, nocturna y elitista, situada entre un majestuoso junto al Arco de Triunfo y los clubs  y restaurantes de lujo y perversión, llenos de malhechores; por si, saliendo de la peli, os apetece pasear por delante del antiguo cine Capsa, en la calle Aragón con la Vía Layetana; y por la recuperación de David Sust. Aplaudo este retorno.

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