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En Barcelona todos tenemos muy claro dónde se encuentra la Ciutadella y paseamos con frecuencia por sus extensos jardines. En verano no encuentras lugar donde sentarte, pero sí gente de todo tipo: músicos desenfadados, estudiantes universitarios, malabaristas en bombachos, paseantes de perros... Todo el mundo parece feliz en sus parques. Menos ese edificio de techo acristalado que, aunque en su momento fue una bella construcción, descansa como un triste anciano en uno de los rincones de los jardines.
El Hivernacle de la Ciutadella fue construido en 1884 para la Exposición Universal que tuvo lugar en la ciudad en 1888. Durante sus primeros años fue una de las principales atracciones del parque, pero su escaso mantenimiento acabó con su personalidad. ¡Esta decadencia ha llegado a su fin!
La Comisión de Ecología, Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona ha acordado por unanimidad que el consistorio retome de forma urgente la restauración de esta vieja gloria. Si todo va bien- y no como la supuesta remodelación que se anunció en 2015-, los barceloneses tendremos en breve otra razón para visitar uno de nuestros parques preferidos.
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