[title]
La playa de la Barceloneta vuelve a llenarse de toneladas de ropa desaprovechada. Ecodicta, una empresa que funciona como servicio de armario circular, ha lanzado de nuevo una campaña que ha llenado de ropa algunas de las playas más conocidas del país: la Barceloneta, la playa de la Concha en San Sebastián, y la del Orzán en A Coruña.
No, las playas no se han ensuciado con ropa real, sino que Ecodicta ha utilizado la inteligencia artificial para recrear cómo sería vivir la situación que ya sufren muchos países en vías de desarrollo, como Ghana y Chile. Para ponernos en la piel de quienes viven esa realidad en sus territorios, la empresa ha lanzado la segunda edición de la campaña en redes sociales bajo el hashtag #CleanBeachesForAll.



"El residuo textil no desaparece, solo cambia de geografía. Hoy contamina otras costas; mañana, podrían ser las nuestras. No hablamos de ciencia ficción, sino de un sistema de moda rápida que ya ha colapsado", explica Raúl González, uno de los fundadores de Ecodicta.
Con esta campaña, la empresa pretende visibilizar el problema de los residuos textiles, de los cuales, según los últimos datos de la ONU, se generan más de 92 millones de toneladas al año. De esa cantidad, una gran parte acaba en los océanos y en las playas de todo el mundo.
El fast fashion, un sistema insostenible
"Es necesaria una transformación total de la industria para producir menos, y no solo centrarse en la parte final de la cadena. Si seguimos produciendo más ropa de la que podemos reutilizar, las playas no se llenarán de bañistas, sino de camisetas de baja calidad sin salida", advierte González.
Aunque la recogida de ropa usada será obligatoria en toda España, Ecodicta advierte que la medida llega en un momento en que el sistema ya está saturado. Cada vez hay menos ropa que se pueda reutilizar debido a la baja calidad de las prendas, un problema causado por el fast fashion.
Desde el año pasado, Ecodicta se ha sumado a las iniciativas para poner fin a la moda rápida y reclama que se establezca un impuesto sobre marcas como Shein. Este impuesto, que ya se está estudiando en Francia, consistiría en que pagaran el 50 % de sus beneficios para financiar la transición de las empresas hacia una moda circular.