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Bola de plasma, CosmoCaixa
© Maria DiasCosmoCaixa

10 imperdibles del CosmoCaixa

Experimentos, animales, instalaciones, conceptos... El top 10 del museo de la ciencia

María José Gómez
Escrito por
María José Gómez
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Te podrías quedar a vivir en el CosmoCaixa un mes y no acabarías de ver, experimentar y aprender todo lo que hay. Pero entre todo lo que propone hay plantas, animales y cosas, incluso materiales, que se han ganado por méritos propios la categoría de 'greatest hits'. Son los imprescindibles de cualquier visita al museo, los que le han robado el corazón a grandes y pequeños.

¿Quién es esta monada?
© Maria Dias

1. ¿Quién es esta monada?

Seguramente en su época era una australopithecus la mar de normalita, pero hoy, después de 3,5 millones de años que paseara por la Tierra buscando alguna fruta que echarse a la boca, es toda una 'celebrity'. La encontraron científicos americanos en Etiopía y le pusieron Lucy porque cuando la descubrieron sonaba la canción 'Lucy in the sky with diamonds'. Ei, lo que hay en CosmoCaixa es una recreación, ¡no se la encontraron así!

La reina del bosque
© Maria Dias

2. La reina del bosque

¿Es una nutria enorme? ¿Un hámster gigante? ¿Un castor que ha comido mucho? Es una capibara, el roedor más grande de la Tierra y es la estrella del Bosque Inundado, con permiso del caimán y la anaconda. Es tan famosa que incluso se organizó un concurso en el Club Súper 3 para bautizarla. El nombre escogido fue Tinka. Aunque normalmente la veréis en tierra firme, es también una gran nadadora.

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Cuestión de cuernos

3. Cuestión de cuernos

¿De quién es este cráneo que está colgado en la entrada del museo? ¿Es de un rinoceronte? No, hombre, ¡que tiene tres cuernos! Es el fósil real de un triceratops, un dinosaurio herbívoro que vivía en Norteamérica, y que ostenta todavía hoy el récord del animal con la cabeza más grande que ha pisado la superficie terrestre. Medía tres metros, un tercio de los nueve metros de largo que medía todo el animalito.

Caca de la vaca
© Erica Aspas

4. Caca de la vaca

¿Qué animal creéis que es más listo, una hormiga, un pulpo o un perro? Si decís que la hormiga –mucha gente lo piensa, nos aseguran en el CosmoCaixa–, estáis equivocados, porque su inteligencia se denomina rígida porque no sabe encontrar soluciones a los problemas. El pulpo tampoco es el más espabilado, aunque sabe superar retos gracias al único sistema de prueba y error. Su inteligencia es flexible.

El más listo de los tres es el perro. Y como prueba han plantado una caca sobre una alfombra que de una manera gráfica nos explica que una vaca, por más que no empeñemos, nunca aprenderá que tiene que aguantarse las ganas de defecar dentro de casa, mientras que un perro sí que se retendrá para hacernos felices. Lo que se llama inteligencia adaptativa. Interesante, ¿verdad?

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Un laboratorio en la Antártida
© Erica Aspas

5. Un laboratorio en la Antártida

Impresiona ver lo pequeña que era, y a simple vista desprotegida, esta base donde cuatro científicos catalanes, dirigidos por Antoni Ballester, iniciaron las investigaciones antárticas. Esta primera base española estaba en la isla de Livingstone y empezó a funcionar en 1986. En 2013 decidieron remodelarla y la original se trasladó al CosmoCaixa. Así que la que vemos es realmente la auténtica, el cubículo que acogió las ilusiones y descubrimientos de estos primeros valientes.

Coge agua, que hoy salimos
© Erica Aspas

6. Coge agua, que hoy salimos

Los saltadores del barro quizá no son tan conocidos, pero son unos animalitos muy curiosos. Son unos pequeños peces, muy parecidos en la forma a algunos anfibios, que puedan sacar la cabeza a la superficie. Para hacerlo, hacen justamente lo contrario de lo que hacemos nosotros cuando nos zambullimos: si nosotros cogemos aire antes de sumergirnos, ellos lo que hacen es coger agua.

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Gran bola de plasma
© Marta Salicrú

7. Gran bola de plasma

Una bola de cristal transparente con un núcleo incandescente nos atrapa con misterio. Es el típico invento que pondríamos como atrezzo en el laboratorio de un científico loco. Todo el mundo quiere acercar la mano para ver cómo los rayos intentan tocar los dedos. En realidad, este experimento nos muestra otra forma de la materia, que no es ni la sólida, ni la líquida, ni la gaseosa: el plasma. Sí, eso que durante una época se puso de moda para hacer televisiones, y que desde siempre ha estado en la naturaleza. El fuego, el sol y las auroras boreales son plasma (aunque muchos no lo sabíamos).

El árbol suspendido
Arbre CosmoCaixa

8. El árbol suspendido

Quien piensa en el CosmoCaixa piensa en este enorme ejemplar de acaricuara, 23 metros impresionantes suspendidos en el aire que nos acompañan en el descenso hacia la sabiduría que nos propone el centro. Esta especie es autóctona de Brasil y es un buen ejemplo de la estrategia de los árboles en la selva: como hay mucha masa arbórea, y por lo tanto mucha competencia, los árboles intentan tirar cuanto más hacia arriba mejor para conseguir llegar a los rayos de sol. Por cierto, su corteza se utiliza para tratar el paludismo y la hepatitis.

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La punta del iceberg
© Maria Junyent

9. La punta del iceberg

Estamos rodeados de fenómenos físicos y químicos a los cuales no le damos ninguna importancia, porque forman parte de nuestra vida cotidiana. En realidad son extraordinarios. Uno de ellos es que en nuestro planeta podemos encontrar el agua en las tres formas de la materia: sólida (el hielo), en forma líquida y como vapor. Y eso solo es posible gracias a la temperatura y la presión medias de la Tierra, que a su vez son posibles gracias a la privilegiada distancia de nuestro planeta respecto al Sol. Un enorme bloque de hielo nos habla de esto. Tocadlo y recordad lo frágil y maravilloso que es todo lo que nos rodea.

¡No es un reloj!
© Marta Salicrú

10. ¡No es un reloj!

El vaivén incansable del majestuoso péndulo de Foucault del CosmoCaixa nos recuerda que, aunque no lo notamos –¡gracias a Dios!–, la Tierra gira sobre su eje. Lo que hace que el péndulo tire los palitos que forma la circunferencia que lo rodea es precisamente este movimiento. En nuestra latitud, el péndulo necesita aproximadamente 30 horas para tirar todos los palitos, mientras que en el polo sur o en el norte tardaría 24 horas. Y ahora lo más curioso: en el ecuador terrestre solo tiraría dos y repetiría el movimiento pendular hacia adelante y hacia atrás infinitamente.

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