La mayoría de gente que organiza festivales de comida y bebida sólo lo hacen pensando en términos gastronómicos –en el mejor de los casos– o directamente como una acumulación sin demasiado sentido de mam y teca donde la gente acude a joderse hasta el culo (hablando en plata). No es el caso de la fiesta Bacanal 121 del colectivo Van Van Food, que se celebra una vez al mes, siempre con un tema diferente y que remite a las conexiones culturales y antropológicas que hay detrás del acto de comida y bebida .
Van Van definen la fiesta como un "ritual hedonista donde se come, se bebe y se baila". En estas fechas tan señaladas, y antes de que empiece el apocalipsis de deglución burguesa y obscena que ya nos frota el cuello, celebran el Festivus: una fiesta laica, inclusiva y paródica que fue creada como alternativa a las presiones y el consumismo desmedido de Navidad (spoiler: imaginada originalmente por el autor Daniel O'Keefe, el Festivus entró en la cultura pop gracias a un episodio de 'Seinfeld').
Muy bien la coartada intelectual, diréis, ¿pero aquí se bebe y jala? Pues sí, mucho y bien, pero sin complicaciones. Aquí la cosa va a beber birra, vino y comida pizza, un ritual hedonista sencillo, graso y tierno, como contrapartida a las cada vez más tontas sofisticaciones gastro que ensucian lo que fue una austera festividad judeocristiana: ni turrones de chupa-chups ni galets rellenos de tofu eco, gracias a Dios. ¡Oro, incienso y birra!
Los precios de comida y bebida son bastante populares (birra-vi tres euros, pizza 10) pero la entrada –a 3 €– existe porque además de conquistarte barriga de forma directa, le han preparado entretenimientos intelectuales que quizá os charlarán el cerebro después de media vida mirando el insta y el fútbol. Vea qué le espera:
Bacanal Zine Fest, una feria de cómic, ilustración y autoedición gráfica y musical. Bingo Starr: un bingo donde los números serán cantados con referencias de la cultura popular, los asesinos en serie, psicopatías sexuales y otras formas de erudición 'outsider' a cargo del escritor y podcasté (sí, acabo de inventarme el término) Benja Villegas. Habrá canciones desafinadas: Maia Jenkinson y Marta Albert (del colectivo Me Siento Extraña) nos traen su infame y calentito Soft Karaoke. Y todo bien regado musicalmente por los mejores DJs seleccionados por Bacanal. Si Shane McGowan no hubiera palmado y viviera en Poblenou, seguro que levantaría a su birra y soltaría un eructo de satisfacción que retronaría glorioso entre las encías podridas de la peor dentadura de Irlanda.
