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©Jordi RenArt. Arxiu Imatges PTCBGCadaqués

Costa Brava: los rincones que cautivaron a artistas de todo el mundo

Ava Gardner, Truman Capote, Terenci Moix, Marcel Duchamp... Un recorrido por sus lugares favoritos

Escrito por
Time Out Barcelona Editors
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Entre los años 40 y los 70, al final de la dictadura franquista, la Costa Brava se convirtió en el destino turístico de muchas estrellas de Hollywood, como Kirk Douglas, Elizabeth Taylor, Craig Hill y Rock Hudson. Muchos de ellos aterrizaron en la costa gerundense para rodar una película. Es el caso de Ava Gardner, que el año 1948 revolucionaba Tossa de Mar con la grabación de 'Pandora y el holandés errante'. Durante el rodaje, el pueblo de La Selva fue el epicentro de cotilleos sobre Hollywood, que hablaban de la amistad entre Gardner y uno de los protagonistas del film: Mario Cabré. Los rumores de un idilio llegaron al otro lado del Atlántico y Frank Sinatra, entonces maridos de la actriz, vino corriendo movido por los celos. Un rodaje que ha quedado inmortalizado gracias a la estatua que Tossa le dedicó a la actriz.

Otros famosos, en cambio, conocieron la existencia de la costa de Girona en las cartas que enviaba Truman Capote, que vivió en Palamós durante tres veranos entre 1960 y 1962. El escritor necesitaba desconectar de la vida tan movida de Nueva York para concentrarse en la que sería una de sus mejores obras, 'A sangre fría'.
Los vecinos de Palamós que lo recuerdan dicen que le entusiasmaba pasear por el pueblo y comprarle a los campesinos de la zona, le encantaban las sardanas y una de sus actividades preferidas era ir a ver a los pescadores cuando volvían de faenar. Un espectáculo que no solo él admiraba y se escapaba a contemplar. También Salvador Dalí, cuando visitaba Palamós, solía pasar por el puerto para ver llegar las capturas.

Capote no es el único escritor que se ha enamorado de la Costa Brava. Tom Sharpe vivió los últimos años de su vida en Llafranc, Palafrugell. Llegó en 1992 y después de vivir durante cuatro inviernos en el Hotel Llevant, se compró una casa. Era conocido como el británico del whisky y el cigarro; y en el Hotel tenían un vaso solo para él porque no le gustaban los vasos largos ni las copas balón.
Y Terenci Moix, que, después de visitar las ruinas de Empúries con un amigo, se compró una casa en Ventalló. Muchos de los amigos que le visitaban también acabaron adquiriendo una segunda residencia en la Costa Brava; por ejemplo, Montserrat Carulla y Josep Maria Benet i Jornet. Y, claro, no nos olvidamos de otros gerundenses universales, como Josep Pla, que nació en Palafrugell y que tiene una fundación en la calle Nou, 51, del pueblo. O del Port de la Selva de J.V. Foix. O de las sobremesas interminables del trío Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma y José Agustín Goytisolo en el Casino de Cadaqués, pueblo que, por cierto, fue la residencia de Marcel Duchamp durante los últimos diez años de su vida. Ya dicen que el Empordà fue el ombligo del mundo.

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