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Escapa de otoño a las Terres de l'Ebre

No es ningún mito, el otoño es la época ideal para visitar las Terres de l'Ebre. Son muchas las razonas, os las descubrimos

Escrito por
Time Out Barcelona Editors
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Naturaleza insólita, paisajes irrepetibles, ciudades cargadas de historia, deporte, gastronomía, cultura... son muchas las razones para visitar las Terres de l'Ebre pero si añadimos las bondades del clima de otoño, la visita resulta mucho más interesante. Pensad en los colores de los arrozales en toda su variedad de matices, o en la gran majestuosidad del Ebro crecido con las lluvias de temporada, un paraje refugio de aves de todo tipo que en esta época utilizan la región como refugio o como estación de tránsito. Si pensabais visitar la región, es ahora el momento ideal, aquí tenéis argumentos.

Tortosa, ciudad de civilizaciones

Tortosa, ciudad de civilizaciones

Tortosa es una ciudad estimulante. En los últimos años, haciendo honor a su fiesta más famosa –la Fiesta del Renacimiento– esta ciudad, la más grande de las Terres de l'Ebre, se ha quitado de encima las legañas y buena dosis de caspa, y ha empezado a sacar pecho. Símbolo de este cambio es la efervescencia que vive el Núcleo Antiguo, que año tras año, va sumando restaurantes y cafeterías con encanto contemporáneo en las callejuelas que rodean la Catedral. De hecho, muchos de estos locales recuperan espacios con siglos de historia como un antiguo horno medieval de canónigos de la diócesis o unos baños árabes del siglo XIII para convertirlos en tabernas animadas donde ir a tomar una copa o un pintxo después de trabajar. Porque Tortosa, desde hace unos años, es una ciudad de afterworks gastronómicos. Aunque la comida y la bebida han sido unas de las piedras angulares sobre las que se ha reinterpretado el potencial histórico de la ciudad, no todo pasa por el estómago. Tortosa cuenta cada vez más con equipamientos culturales permanentes que pueden ayudar a hacer una lectura rápida de su historia, el Museu de Tortosa, el Museu de la Setmana Santa o los Jardines del Príncep son tres lugares que hay que visitar. Pero la cultura vuela sola y sale cada vez más a la calle de la mano de iniciativas comprometidas. Tanto en las rutas guiadas por la Catedral, por el Núcleo Antiguo, donde están buena parte de los edificios señoriales que se conservan del siglo XVI, como las recientes rutas guiadas para descubrir los espacios vinculados a la Guerra Civil, convierten la capital del Baix Ebre en un interesante destino para los amantes de la cultura antigua y también de la más reciente. No podemos hablar de Tortosa sin hablar del río Ebro que la cruza y la identifica. Si sois de compartir fotos en las redes sociales, el antiguo puente del ferrocarril, ahora reconvertido en una pasarela para peatones, os proporcionará las mejores vistas de la ciudad. Este en un sitio idóneo para visitar cuando cae el sol y también de noche, desde donde se contempla tanto la Catedral, como, al fondo, imponente, el Castillo de la Suda.

Enlaces:

http://www.museudetortosa.cat

http://www.tortosaturisme.cat

La Terra Alta, paraíso rural y enoturístico

© Mariano Cebolla Borrell

La Terra Alta, paraíso rural y enoturístico


Muchos dicen que ahora es “el momento” de la Terra Alta. ¿Por qué? Porque parece que el nombre de esta comarca empieza a sonar. Garnachas blancas de calidad, bodegas atrevidas, enólogos internacionales, paisajes de sueño, premios, proyectos neorurales, poesía... Palabras que, poco a poco, cambian el imaginario después de años de silencio. El otoño es una de las mejores estaciones para visitar esta tierra, ya que es tiempo de vendimia, y los payeses y los enólogos salen de las bodegas para palpar el fruto y empezar a recolectar. Si emprendes un 'roadtrip' por las carreteritas que conectan Gandesa, con Bot o Batea, descubrirás extensiones y extensiones de viña. Vides antiguas y nuevas en filas infinitas que cambian de color con la luz del sol. Hay dos rutas obligatorias, desde las cuales te recomendamos que te pierdas. Si eliges la carretera que te lleva a Gandesa, te recomendamos que te detengas en el Pinell de Brai, para hacer una visita rápida a la Catedral del Vino. Lo más sorprendente es contemplar la fachada modernista desde fuera y si te pilla la hora de comer, hacer un menú degustación pensado por el reputado chef Fran López, que tiene estrella Michelin. Si sois fans del vino, Gandesa, Vilalba dels Arcs y Batea son destinos imprescindibles si se quiere hacer una ruta de bodegas como Dios manda. En Gandesa os recomendamos visitar algunas de las bodegas más emblemáticas situadas en antiguas casas señoriales. Si llegáis hasta Vilalba dels Arcs, será toda una experiencia visitar las viñas de los hermanos Bernava, dos italianos establecidos en la Terra Alta que han recuperado la garnacha blanca en unas viñas cercanas al pueblo que hacen uno de los vinos más excelentes del territorio, antes de comer en el restaurante Nou Moderno, que recientemente ha recibido el premio de Enoturismo de Cataluña. ¡Ah! Y los urbanitas que han sido seducidos por el vermut de Casa Mariol, podrán conocer los orígenes de este fenómeno hipster nacido en esta pequeña población de la Terra Alta. Pero no solo de vinos vive el que decide conocer esta tierra. Cada vez son más personas las que se quedan impresionadas al descubrir los espacios de la Batalla del Ebro. La Serra de Cavalls o de Pàndols, enseñan a los visitantes sus trincheras recuperadas e interpretadas. Visita obligada se merece Corbera d'Ebre el símbolo mudo de la tragedia de la guerra, y una especie de pueblo fantasma donde el tiempo se quedó parado. La segunda propuesta, incluye dejar el eje del Ebro para girar hacia el oeste y adentrarse en las bonitas montañas que esconden pueblos como Horta de Sant Joan o Arnes. El primero fue el pueblo donde Picasso pasó dos veranos y empezó su época creativa más prolífica, el segundo, podríamos decir que es uno de los pueblos medievales más bonitos de las Terres de l'Ebre. Bien visto, una tierra que no te la terminas aunque te la bebas toda.

Enlaces:

http://doterraalta.com

http://www.catedraldelvi.com

http://www.batallaebre.org

http://www.centrepicasso.cat/dataesp/horta-orta.htm

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Deltebre, el corazón del Delta
© Mariano Cebolla Borrell

Deltebre, el corazón del Delta

La Camarga francesa, Luisiana, Vietnam, el Far West... Se han hecho miles de paralelismos para intentar describir la singularidad paisajística del Delta de l'Ebre. Pero no hay ninguna que resulte convincente. Muchos dicen que estuvieron una vez de excursión con el colegio cuando eran pequeños, que vieron muchos pájaros, mucho arroz y se dieron un hartón de pedalear, pero ya no recuerdan mucha cosa más. Es momento de darle otra oportunidad. El Delta es uno de los parajes húmedos más extensos del sur de Europa, un lugar perfecto para alquilar una bicicleta y recorrer kilómetros y kilómetros a la espera que en medio del camino aparezca algún pájaro, algún pato o algún flamenco despistado. Y es que la observación de aves también es uno de los máximos atractivos de esta zona. El otoño, estación en la que tiene lugar la siega de los campos de arroz, es una buena época para descubrir su majestuosidad, con calma y sin prisa. Antes de llegar a Deltebre te llamarán la atención unas casitas situadas en medio de los campos de arroz con techo triangular de paja. Son las construcciones típicas de la zona: las barracas. El equivalente a las masías de interior. Si quieres, puedes dormir en una de ellas. Si visitas Deltebre, es obligada una visita al Ecomuseu y también desplazarse hasta la playa de la Marquesa, situada a poco más de 8 kilómetros del pueblo. Si te gusta la pesca deportiva y practicar deportes náuticos podrás hacerlo en la urbanización de Riumar, en el extremo izquierdo de la desembocadura. Si os gusta más la contemplación que la acción, un crucero por la desembocadura os permitirá conocer desde dentro el lugar donde el río se encuentra con el mar. Poesía pura. ¡Bienvenido a la Cataluña insólita!

Enlaces:

http://www.turismedeltebre.com


Amposta, destino de turismo deportivo

Amposta, destino de turismo deportivo

¿Cansados de ir de la mesa a la cama y de la cama a la mesa en vuestros días libres? Amposta os propone mover los músculos y regenerar vuestras endorfinas con un listado de actividades deportivas para todos los gustos. ¡Por tierra, río, mar y aire y sin complejos! Este municipio, que se debate entre llamarse pueblo o ciudad, está situado a pocos kilómetros del Delta del Ebro, y ve pasar por delante un río Ebro maduro, amplio y de aguas tranquilas que es ideal para la práctica de deportes como el remo. Equipos de muchos países como Alemania, Rusia, Suiza, Inglaterra o Israel hacen sus entrenamientos invernales en el río, hecho que ha abierto la capital del Montsià al mundo y le da un aire de ciudad estudiantil, que contrasta con la autenticidad de su vida cotidiana. Y es que los deportistas extranjeros encuentran en esta pequeña ciudad cercana al Delta del Ebro, un entorno fantástico para entrenar y disfrutar de una vida plácida rodeados de campos de arroz y bosques de Ribera. La esgrima, el atletismo, la natación o el triatlón también cuentan con instalaciones y un medio ideal para realizarlas. Así que si eres un amante de los pequeños placeres de la vida y quieres disfrutarlos mientras haces deporte, Amposta es tu destino. Además, el Pont Penjant, símbolo de la ciudad, fue el segundo puente colgante del mundo construido con el sistema de cemento armado, después del puente de Brooklyn de Nueva York, y este año se celebran los 100 años de la colocación de la primera piedra. ¡Una efeméride importante per los ampostins! En febrero la fiesta de la Alcachofa y en mayo la Fiesta del Mercado en la Plaza son dos buenas ocasiones para conocer el potencial festivo de la capital del Montsià.

Enlace:
http://www.turismeamposta.cat

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La Ribera d'Ebre, un río por descubrir

La Ribera d'Ebre, un río por descubrir

El río Ebro es el principal patrimonio de la Ribera, un hábitat para circular, para divertirse e incluso para instalar tu vivienda durante las vacaciones. Sí, sí, ¡como si estuviéramos en los canales holandeses! En los últimos tiempos, los pueblos de esta comarca han vuelto a mirar hacia el río, como un espacio natural para practicar un ocio sostenible. En esta comarca que parece equidistante a toda aglomeración urbana –no está ni muy al norte, ni muy al sur, ni muy al este, ni muy al oeste– se encuentran algunos de los paisajes más bonitos de Cataluña, como por ejemplo la fachada fluvial del pueblo de Miravet coronada por un Castillo Templario –es recomendable descubrir esta instantánea a través de una ruta en kayak de Mora d'Ebre hasta Miravet o de Miravet a Benifallet–. Otro sitio imprescindible, el pueblecito de Tivissa situado en plena sierra prelitoral –donde se puede practicar el senderismo y la escalada–. Si vas a Tivissa, no te pierdas las vistas del río Ebro desde la atalaya del poblado ibérico del Castellet de Banyoles. El Pas de l'Ase, un congosto con paredes verticales donde el Ebro se abre paso entre las montañas, –que resigue el trazado de los antiguos caminos de Sirga– es un buen lugar para hacer un trekking con vistas al río. En otoño y en invierno, los restaurantes de la zona ofrecen su plato local a los visitantes; la 'clotxa'. Una receta recuperada de los payeses de la comarca que iban al campo con una fiambrera artesana hecha con pan. Y es que la 'clotxa' consiste en coger un panecillo redondo al que se le quita la miga y se llena de arenques a la brasa junto con cebollas, tomates y ajos asados. Pero si la Ribera d'Ebre es naturaleza y tradiciones, también tiene un pasado reciente industrial que puede interesar también a los menos ortodoxos. Algunas curiosidades son el Museu del Ferrocarril de Móra la Nova, que incorpora año tras año muchas curiosidades relacionadas con el ferrocarril y que quiere convertirse, a la larga, en un gran parque temático que explique la historia de este medio de transporte, o el Centre d'Interpretació de l’Energia en Ascó. El recuerdo de la Batalla del Ebro, a través de los refugios antiaéreos de Flix y de Benissanet, a pesar de su regusto trágico, también es una buena manera de acercarse al patrimonio histórico de esta comarca.

Enlaces:

http://www.turismeriberaebre.org

http://www.turismemiravet.cat

http://www.appfi.net/

La Sénia, cultura, historia y tradiciones
© Santi Martorell Fabregat

La Sénia, cultura, historia y tradiciones

"Pero tienes que admitir que todos estos años has añorado qué sería vivir en la Sénia; inmerso en el tráfico frenético, nervioso, desconsiderado de Barcelona, ahogado por el zumbido continuo, por las complicaciones y los refinamientos de las relaciones sociales barcelonesas, al mismo tiempo desganadas y laberínticas, hechas de sobreentendidos y jerarquías invisibles, echabas de menos los campos, el aire limpio, el silencio, el carácter un poco brusco, brutal como una patada en el estómago, de la gente de tu pueblo". Así describe el joven escritor Joan Todó su pueblo en el libro 'L''Horitzó Primer'. Y no se equivoca. La Sénia es uno de los accesos a las montañas del Parque Natural dels Ports. Una especie de tori japonés, que te adentra en otra dimensión espiritual. Situada casi en el límite con el País Valencià, en la Sénia, cerca del río con el mismo nombre, a pocos kilómetros del pueblo, se inician algunas rutas de montaña ideales para calzarse las botas y descubrir bosques de pino y poco visitado por los turistas. En otoño, las salidas a cazar setas son una de las actividades más divertidas tanto para los locales como los visitantes. Te recomendamos una buena excursión a los Ports para probar suerte y salir con el cesto bien lleno de estos hongos silvestres. Y es que en la Sénia son tan expertos que incluso tienen una asociación micológica. Senderismo, rutas en bicicleta, a caballo o en 4x4 son algunas de las opciones para disfrutar de la montaña. Una visita a las fincas de olivos y a las construcciones de piedra en seco es obligado para conocer la tradición payesa de este municipio, que puede completarse con una visita al Centre d'Interpretació del Riu Sénia, situado en el bucólico paraje del Molí de la Vella. Y junto a esta oferta natural, los amantes de las historias bélicas encontrarán referencias orales, documentales y gráficas en el Campo de Aviación de la Sénia, uno de los más importantes construidos por el Gobierno de la República para reforzar los ataques aéreos y acoger a la aviación soviética durante la Guerra Civil. Si sois amantes de la cocina tradicional, no os perdáis las Jornadas del Recapte, el mejor plato para sobrevivir a los días de frío.

Enlaces:

http://www.lasenia.cat/web/index.php/descobreixls/ofi-turisme

http://www.lasenia.cat/web/index.php/la-senia/serveis-equipaments/interpretacio-riu-senia

http://www.lasenia.cat/web/index.php/la-senia/serveis-equipaments/cavi

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Caminamos por la Serra de Godall


Caminamos por la Serra de Godall


La Serra de Godall, paralela a la Serra del Montsià, es una pequeña montañita que tiene rincones que muestran, como no lo haría ninguna enciclopedia ni analógica ni digital, el paso de las diferentes civilizaciones por esta zona. Desde la Foia d'Ulldecona, pasando por el Castell d'Ulldecona, hasta Freginals, podemos encontrar desde pinturas rupestres, hasta castillos medievales. No hace falta ser un friki de la historia para poder saborear este patrimonio. La Ermita de la Pietat, el espacio donde se concentran algunas de las pinturas rupestres más antiguas de Cataluña se ha convertido en los últimos tiempos en un excepcional mirador en la plana del Montsià y en el Delta y un escenario que hace vibrar a la mayoría de grupos de música que actúan allí en las noches de junio y julio en el marco de las Jornadas Musicales de la Ermita. Y es que este patrimonio material se mezcla cada vez más con iniciativas artísticas contemporáneas, que en cierta manera, dan colores nuevos a unos paisajes muy antiguos. Si queréis visitar pueblecitos auténticos, podéis acercaros a Godall y La Galera, situados en la parte interior de la sierra. Conservan callejuelas estrechas, que desembocan en visitas a los valles y los campos de olivos vecinos. Y si sois amantes del aceite, es obligada una visita a los Olivos Milenarios situados en la finca del Arión d'Ulldecona. Desde el año 2011, allí está el Museu Natural de les Oliveres Mil·lenàries de l’Arión, que permite contemplar 35 ejemplares de auténticas esculturas vivientes de grandes troncos y formas retorcidas. Si los olivos pudieran hablar, nos explicarían mejor que ninguna guía, cómo ha cambiado esta tierra con los años. Mientras los olivos no hablen, tendremos que seguir escuchando guías y leyendo libros.

Enlaces:

http://www.turismeulldecona.com/serra-de-godall/

http://www.turismeulldecona.com/conjunt-rupestre-abrics-ermita-cultural/
http://www.turismeulldecona.com/museu-natural-oliveres-mil·lenaries-de-larion/

http://www.godall.altanet.org
http://www.galera.altanet.org/turisme/centre_dinterpretacio_de_la_terrissa.php

L'Ametlla de Mar y Alcanar, norte y sur del litoral del Ebro

L'Ametlla de Mar y Alcanar, norte y sur del litoral del Ebro

Si en las Terres de l'Ebre buscas pequeños pueblos con encanto marinero, los encontrarás, básicamente en los dos extremos que limitan la zona. Uno en el norte –L'Ametlla de Mar– y otro tocando a la frontera con el País Valencià –Les Cases d'Alcanar–. El primero, también conocido por los locales como La Cala, es un pueblo situado a dos niveles, con una fachada marítima de casas pintadas de cal blanca y con porches arqueados, donde todavía puedes descubrir algún pescador ordenando las redes para volver a su actividad, junto con el tráfico de las menorquinas de los veraneantes. L'Ametlla de Mar, que tiene algunas de las calas más paradisíacas del litoral tarraconense, se ha ganado la fama de la pequeña Formentera peninsular entre quienes se atreven a buscar destinos alternativos más allá de la Costa Brava. A dos pasos del Delta de l'Ebre, el turismo no ha conseguido alterar la vida cotidiana del pueblo. Como mínimo, más allá de las urbanizaciones, como Les Tres Cales, que sí que son pequeñas colonias llenas de extranjeros sobre todo en verano. Si elegís la Ametlla de Mar para pasar unos días y todavía hace buen tiempo, os recomendamos un baño en Cala Vidre, uno de los rincones con agua turquesa y cristalina. Allí mismo, una empresa se encarga de enseñaros la esplendorosa posidonia marina a través de una sesión de snorkel. Si la Ametlla de Mar enamora, las Cases d'Alcanar también es una joyita que conserva el sabor de los pueblos de antes. La iglesia, y una plaza con un pozo en medio, marcan el epicentro de esta localidad que se estructura detrás de un paseo marítimo, donde se sitúan gran parte de los mejores restaurantes de pescado de las Terres de l'Ebre. Marisco, cazuelitas de pescado, y arroz son los platos típicos que habrá que probar sea verano u otoño. A 4 kilómetros hacia el interior, se sitúa el pueblo de Alcanar, rodeado de extensiones de naranjos, y que mira hacia la Moleta del Remei, donde hay uno de los poblados íberos más importantes de Cataluña.

Enlaces:

http://www.ametllamar.cat/turisme/ca/inici/

http://www.alcanarturisme.com

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Experiencia gastronómica en las bahías

Experiencia gastronómica en las bahías

Comerse un buen arroz en el Delta es casi como comerse el Delta entero. El aroma de las extensiones de arroz, el marisco gustosísimo debido a la riqueza de nutrientes que da el agua dulce y salada de las bahías... ¡Ummm! Los restauradores son como los guardianes de las tradiciones y conservan bajo llave las recetas antiguas heredadas de sus antepasados para cocinar con todo lo que se tiene cerca. Aunque la gente de esta tierra es poco amante de etiquetas y de snobismos, esto sí que es alimentación km 0. Si no sois tiquis-miquis, os aconsejamos un 'xapadillo' de anguila –anguila a la plancha con una picada de pimentón rojo o de ajo y perejil– o un arroz de Ribera, el arroz que se hacía en el Delta con anguilas, pato y caracoles, antes de dejarse colonizar por las globalizadas paellas marineras. Uno de los mejores podéis probarlo en el Poblenou del Delta, quizá el núcleo poblado más cercano a la Punta de la Banya, que también merece una visita obligada por la singularidad de su arquitectura colonial, con calles ordenadas por filas de palmeras, como si estuviéramos en una ciudad de algún estado centroamericano. Y para los más hedonistas del mundo, hay un 'must'. Una visita a las mejilloneras –construcciones de madera ubicadas en medio de la bahía donde se cultiva este molusco– ahora reconvertidas en restaurantes ubicados en pequeñas islas flotantes, a las cuales se accede con pequeñas embarcaciones en motor desde el puerto de Sant Carles de la Ràpita. Este pueblo de costa, junto con la Ampolla, es uno de los mejores lugares donde comer unos buenos mejillones o unas tallarinas de la Badia. Si volvemos al puerto por la noche, y queremos hacerlo de forma romántica, tendremos que pedir unos buenos ostrones –más gustosos que la clásica ostra francesa– con cava mientras esperamos que el sol se esconda por detrás de las montañas. A la mañana siguiente, las bahías son un espacio idóneo para practicar deportes náuticos, el que está más de moda es el kitesurf y el paddle surf, que reúne a muchos aficionados de toda Cataluña y Europa.

Enlaces:

http://www.turismelarapita.com

http://www.ampolla.org

http://www.musclarium.com


Ascó: tesoro cultural, natural y energético

Ascó: tesoro cultural, natural y energético

El emplazamiento de Ascó es estratégico. Por eso, este pueblecito de belleza desconocida ha pasado desapercibido a lo lago de la historia. Desde los íberos, hasta los romanos pasando por la época medieval, o la moderna –con la construcción de la Central Nuclear–, Ascó ha sido un caramelito en el Ebro catalán. El pueblo de Ascó mantiene la huella de este legado. De hecho, paseando por su calles todavía podemos encontrar vestigios de la ocupación andalusí, así como el paso de los Templarios y la Reconquista Cristiana. Desde la Oficina de Turismo se ofrecen visitas guiadas gratuitas con previa reserva por el núcleo antiguo. Los restos del Castillo Templario, junto con la Casa de Pere Sans –que forma la puerta de entrada a la villa– y la Iglesia son tres de los atractivos de la población. Pero si queremos pisar verde y contemplar una buena puesta de sol, os recomendamos que hagáis una ruta por el Pas de l'Ase, un pequeño congosto que va paralelo al río Ebro entre los términos de Ascó, Vinebre y Garcia. Allí el Ebro se abre paso entre montañas, escarpando las sierra de Pàndols y Cavalls i formando un entorno natural excepcional. Uno de los atractivos turísticos de Ascó es dar un paseo con el laúd Lo Roget, una embarcación que emula a las que navegaban por el río antiguamente y que tiene una capacidad para 53 pasajeros. Normalmente hace rutas entre las poblaciones de Ascó, Móra d’Ebre y Miravet.

Enlaces:

http://www.ascoturisme.com/es/

http://www.llautloroget.com

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