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Mandales
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Mandalas: dibujar, pintar y crecer

Talleres y libros en Barcelona

Escrito por
Carlota Martí
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Un papel en blanco. Un pincel en la mano. Un círculo, un punto y, a partir de ahí, va saliendo: más círculos, detalles en amarillo que parecen hojas, corazones, trazos lilas que son como corrientes de aire, pétalos rosas, animales, coches e, incluso, una especie de champiñones propios de una pizza cuatro estaciones... No es un libro de 'pinta y colorea'. Son mandalas. Es volver a dibujar y pintar, sí, pero va más allá del típico pasatiempo. Los pinta la vecina, la prima, la tía... y encontramos libros con plantillas en las librerías y en internet. Hay también centros donde se hacen talleres que nos pueden ayudar a beneficiarnos al máximo de su poder curativo. "Mandala es una palabra sánscrita que significa círculo. Es como un continente donde vertemos todo lo que somos. Refleja nuestro inconsciente, nos sirve para vaciar, para liberar tensiones, superar límites, expresar cómo nos sentimos... Sobre todo si lo usamos desde un punto de vista intuitivo y creativo". Así se acercan desde imaginART, un espacio dirigido por Mónica Álvarez, donde creen en el poder terapéutico de las artes plásticas.

Álvarez, doctora en bellas artes, hizo su tesis sobre las estructuras mandálicas y, en este centro, organiza talleres puntuales y cursos de formación continuada para descubrir los mandalas. "Primero hacemos un posicionamiento inicial: una introducción sobre el origen del mandala y su función tradicional y moderna. Después, nos lanzamos a la experiencia Mandala, a través del estado meditativo, el dibujo y la pintura creativa". Apuestan normalmente por pintar con pincel porque su fluidez es muy relajante pero hay libertad para probar con otros elementos: hay alumnos muy estructurados que utilizan la regla, otros que optan por los lápices de colores que permiten descargar mucha energía... "no se producen cambios inmediatos pero hay personas que no habían pintado nunca, que lo tenían bloqueado y que, cuando vienen, se ponen a llorar. Ha pasado más de una vez. Cuando pintas eres consciente de lo que haces pero, sin querer, conectas con tu subconsciente". Donde no llegan las palabras, lo hacen los dibujos: Mónica nos cuenta que hay cosas que tenemos muy dentro y que salen en forma de figuras, dibujos... Dibujar y pintar mandalas nos ordena, nos centra, nos ayuda a desconectar , a relajarnos, a olvidarnos de los problemas... "los primeros mandalas suelen ser más borrascosos y catárquicos pero, poco a poco, empiezan a ser más armónicos".

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¿Por qué un círculo y no un paisaje?

Si alguna vez habéis cogido lápiz o pincel para pintar, habréis notado que, cuando os centráis en el papel, pintar os permite parar y el resto desaparece: dejáis de vivir por unos segundos en un mundo que avanza a ritmo vertiginoso. Vaya, la pintura en sí ya es terapéutica. Entonces, ¿qué tiene el círculo que lo hace tan poderoso? "Es una figura que ordena de manera natural los contenidos y, como consecuencia, ordena nuestro subconsciente. Además, es una figura perfecta. Estés donde estés, desde cualquier punto periférico, existe la misma relación con el centro", explica Álvarez.

En los cursos regulares, las clases se convierten en una especie de laboratorio y se trabaja también la respiración con ejercicios de pranayama o se propone crear mandalas que sean una proyección de futuro, un repaso de la existencia vital, que pinten la alegría o la tristeza, que representen la forma de un laberinto o que expliquen cómo les ha ido el día... todo con el objetivo de resolver problemas. Una vez terminado el mandala, se interpreta. "Hay unos parámetros generales de interpretación simbólica pero vamos con mucho cuidado. Lo que intento es ayudar a la persona a que hable y sea su propia voz la que la interprete. Ella mejor que nadie sabrá qué significa aquello que ha dibujado, sabrá cómo se ha sentido, qué recuerdos le han venido a la cabeza ... ".

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Jung, el estudioso de los mandalas

Entre la década de los 90 y el 2000, fue cuando empezamos a oír hablar de los mandalas por nuestras tierras y en los últimos años hemos vivido diferentes etapas de 'booms'. Uno de los 'culpables' que los descubriéramos es Carl Gustav Jung, estudioso de los mandalas, defendía que son un reflejo del alma humana y que pintar es como una meditación activa que nos ayuda a recuperar el equilibrio y a ver las cosas con más claridad. Ahora, no hay librería donde no encontremos algún libro con plantillas para pintar. ¿Recomendables? Los de la editorial mtm.

En imaginART trabajan sobre todo el mandala creativo, aquel que parte desde cero pero, también, se puede hacer un ejercicio más pautado y pintar alguna plantilla. "Hay personas que sienten tensión y malestar al encontrarse con un papel en blanco. No saben por dónde empezar. Pueden sentirse más cómodos trabajando con una plantilla. Es importante no imponer nada, que tengas para elegir", dice Álvarez. De hecho, ella misma añade que los mandalas no son para todos. "Es todavía, sin embargo, un recurso poco utilizado y hay que poner algunas pautas para que no sea contraproducente: no se debe obligar a nadie a hacer mandalas, se han de facilitar materiales y plantillas diferentes para elegir, ha de haber un compromiso para acabarlos y se deben hacer en un espacio adecuado donde la música y la luz nos ayuden a dejarnos llevar por la magia del color", concluye.

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Además de imaginART, hay algunos otros espacios de la ciudad que también se han fijado en los mandalas. En el Casal de Gent Gran de la Verneda Alta o en el Centre Cívic Cotxeres Borrell también nos invitan a explorar nuestra creatividad con talleres de dibujo y pintura destinados a diferentes perfiles de alumnos. Además, Mara Papeo, 'counselor' & 'art-therapist', viene una o dos veces al año a Barcelona para organizar seminarios intensivos de arte meditativo o arte basado en 'mindfulness' para relajarse y meditar pintando.

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