¡Os proponemos los mejores planes para vivir un verano trepidante!

Si este julio y agosto os quedáis en Barcelona, ¡no os arrepentiréis! Os proponemos una lista de cosas que hacer que os hará saltar de ilusión: salidas culturales, días de relax, escapadas gastronómicas, jornadas en familia y actividades sorprendentes
Hotel Pulitzer
Hotel Pulitzer
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¿Sois de los que pasáis un montón de tiempo pensando qué hacer en Barcelona este verano? Dejadnos a nosotros: ¡os resolvemos el enigma en un minuto! ¿Buscáis un plan económico y entretenido? ¡Lo tenemos! ¿Preferís algo con aroma a lujo? También hay opciones. En esta lista encontraréis desde visitas a espacios culturales de lo más divertidas hasta propuestas que os harán subir la adrenalina hasta el tope del termómetro. Y si buscáis justo lo contrario, también hay opciones que os liberarán de todo el cortisol con una salida relajante o un banquete de diez. ¡Que no os lo cuenten!

1. Un beso de verano: una hamaca, una piscina y un buen banquete

Beso Pedralbes es un paraíso que invita a besarse, pero lo cierto es que ya de por sí es un gran beso de verano: un oasis que atesora una piscina gigante, hamacas de lo más envolventes y un restaurante mediterráneo con vibraciones ibicencas. Además, este refugio metropolitano tiene años de historia: forma parte del Torre Melina de Gran Meliá de Barcelona y se ha construido alrededor de los antiguos jardines de Torre Melina, coronados por una pequeña balsa de agua.

Tienen una propuesta irresistible para este verano: podéis reservar vuestra hamaca por 75 € por persona, importe que se descuenta íntegramente del consumo en el restaurante. Así podréis refugiaros del calor con un buen festín y un lugar donde tumbaros y disfrutar de la piscina. ¿Os apuntáis? Solo tenéis que reservar en la página web.

2. ¡Un viaje al corazón helado del planeta!

Quizá no lo sabíais, pero este verano podéis pisar la Antártida... sin salir de Barcelona. La Cúpula Arenas acoge Antarctica Experience, una exposición inmersiva que os traslada directamente al Polo Sur con imágenes inéditas de las expediciones del cineasta y científico Luc Jacquet, ganador de un Oscar por El viaje del emperador.

Producida por la compañía GIGA y con tecnología inmersiva de última generación, esta experiencia de 360° combina ciencia, naturaleza y emoción para adentraros en paisajes helados, mares sumergidos y escenas de fauna salvaje captadas durante años de exploraciones reales. Es la primera vez que este material se muestra al público, y Barcelona ha sido la ciudad elegida para estrenarlo en todo el mundo.

Las entradas ya están a la venta desde 17,90 €, así que si siempre habéis soñado con ser exploradores del hielo, ¡aquí tenéis una oportunidad irrepetible! Compradlas aquí.

3. Una jornada en familia divertida (¡y cultural!)

Este verano, CaixaForum se convierte en un laboratorio de imaginación para toda la familia. Encontraréis cine para soñar despiertos —como Robot Dreams o Recuerdos del ayer, del Studio Ghibli—, espectáculos participativos como Con un 6 y un 4, una historia del retrato y talleres que invitan a crear, explorar y jugar.

¿Algunas propuestas que no podéis dejar escapar? Entreparedes transforma muros rígidos en paredes elásticas y llenas de color, y Ópticas del bosque os propone ver el mundo como si fuerais una hormiga o una planta. Y si queréis hacer un viaje artístico en familia, la visita a la exposición Rubens y los artistas del Barroco flamenco es tan divertida como enriquecedora.

Si queréis llenar el verano de cultura y buenos momentos, id a vivir todas estas sorpresas que os esperan en CaixaForum. ¿Os apuntáis?

4. Noches de verano con música y cena en la cima de Montjuïc

Quizás alguna tarde os habéis dejado llevar por el parque de Montjuïc buscando un poco de paz... y os ha sorprendido el hambre a medio camino. Pues buenas noticias: el remedio se llama Paperines y está muy cerca, justo donde estaban las antiguas taquillas del parque de atracciones de Montjuïc. Un restaurante con espíritu de chiringuito de autor, comidas para llevar, tapas creativas y una terraza rodeada de naturaleza. Ahora bien, en verano, Paperines sube aún más el tono.

Desde el 3 de julio y hasta el 7 de septiembre, cada jueves, viernes, sábado y domingo a partir de las 20.30 h, Paperines se transforma en una pista festiva con música en directo y cenas al aire libre con vistas. Los jueves toca salsa con Barrio Adentro, los viernes rumba con Peret Reyes y Yumitos del Pichón, y los fines de semana hay versiones cañeras a cargo del grupo Rumbarri. ¡Así sí que se vive un verano bien comido y bailado!

5. Un banquete gastronómico en un hotel top del Born

Hay sitios que invitan a quedarse más tiempo del previsto, y Borneta es uno de ellos. Nuevo hotel de referencia en el Born, sí, pero también refugio gastronómico con tres espacios para dejarse llevar: cocina a la brasa, cócteles, terrazas y buenas vistas, todo en un mismo lugar.

En su restaurante, Volta, el fuego es el hilo conductor. Los platos son de temporada, pensados para compartir y cocinados con producto local y carácter mediterráneo. Todo en un ambiente animado y abierto, ideal tanto para una cena íntima como para celebraciones bajo los porches de Fontseré. Justo al lado, Volta Bar ofrece un espacio más recogido, con claraboya, vinos y cócteles para dejar pasar la tarde entre canapés y conversaciones.

Y para poner la guinda: el 180º Rooftop Bar, con vistas al Parc de la Ciutadella y una escultura de Pilar Zeta que te recuerda que aquí el arte y el verano se viven en todo lo alto. Un lugar para brindar, mirar al horizonte y dejar que la ciudad siga girando a tu alrededor.

6. Vivir aventuras marinas llenas de magia

L’Aquàrium de Barcelona cumple 30 años y quiere celebrarlo con vosotros. Este verano estrena una nueva etapa: más inmersiva, más interactiva y, sobre todo, más comprometida con el océano. Podréis pisar la pantalla digital de suelo más grande de Europa y empezar el recorrido como si caminarais sobre el mar. Una inmersión visual espectacular... ¡pero eso no es todo!

También podréis hacer un Viaje a las profundidades, una nueva actividad en la que subiréis a bordo del SubAqua Explorer, una expedición virtual para conocer los ecosistemas más extremos del planeta y descubrir cómo les afecta la contaminación. Además, os espera una nueva zona dedicada a los manglares, con instalaciones interactivas que os ayudarán a entender cómo estos bosques acuáticos protegen el planeta.

Los más pequeños también tendrán su espacio: en Aqua Protectors, podrán dibujar su propio pez, ponerle nombre y verlo nadar en un océano digital mientras aprenden, jugando, a cuidar la vida marina.

¡Un aniversario redondo para volver a mirar el mar con ojos nuevos! ¿Os apuntáis?

7. Brindis con vistas entre viñedos barceloneses

No hace falta irse lejos para sentirse fuera de la ciudad. A menos de media hora del centro de Barcelona, la masía de Can Calopa se alza entre viñedos y olivos, en pleno corazón de Collserola. Es un espacio con alma: aquí se elaboran los únicos vinos y aceites de la ciudad, dentro de un proyecto social y cooperativo.

Podéis visitar la bodega, hacer una experiencia de maridaje o simplemente sentaros en la Vinoteca —el bar de vinos con terraza y vistas espectaculares al Tibidabo más salvaje. Su carta, honesta y de temporada, propone tapas, platillos y productos de proximidad que maridan a la perfección con sus vinos ecológicos.

¡Una escapada con sabor a tierra, una copa en la mano y el silencio del bosque como banda sonora!

8. Un baño chic con vistas al Eixample

En pleno Eixample, escondida entre palmeras y muros verdes, se encuentra una terraza que parece sacada de un oasis urbano: es Rooftop Gallery, el espacio al aire libre del Gallery Hotel. Este verano, además de cócteles y tapas creativas con vistas, podéis disfrutar del Pool Plan: tres horas de piscina con un consumo mínimo gastronómico y de bebidas de 35 €. La fórmula perfecta para refrescarse, brindar y saborear la ciudad.

La propuesta gastronómica fusiona sabores mediterráneos y asiáticos, y el ambiente —entre locales y visitantes— es tan cosmopolita como acogedor. Una piscina urbana y una atmósfera relajada convierten esta terraza en un refugio estival con mucho estilo.

9. Disfrutar de la playa y la gastronomía de la Costa Brava

Hay muchas formas de vivir el verano, pero hacerlo con los pies en la arena y una copa en la mano frente al Mediterráneo es jugar en otra liga. El Sea Club del Alàbriga Hotel, en la bahía de Sant Pol, de Sant Feliu de Guíxols, es un refugio sofisticado ideado para desconectar entre detalles cuidados y panorámicas que dejan sin palabras.

Aquí las cabañas junto a la piscina infinity, los jacuzzis con vistas al mar y la música en directo crean un ambiente relajado pero lleno de vida. La carta combina lo mejor de la cocina mediterránea con una barra de sushi y tapas creativas que invitan a quedarse hasta que el sol se ponga. Y cuando eso sucede, nada como tumbarse en las hamacas y dejarse sorprender por alguno de sus cócteles de autor, con el cielo en llamas de fondo. Ideal para quienes buscan mar, calma y un toque de glamour.

10. Tardes de música y horchata en una terraza top

En la azotea del Hotel Pulitzer, las tardes empiezan con energía: el aire se llena de música, sabores y buen rollo con el #BuenasTardesPulitzer, un ciclo de sesiones de DJ que os dejarán volando. Cada semana, el rooftop acoge a artistas emergentes de la escena local que ponen banda sonora al atardecer entre cócteles, tapas y vistas urbanas.

Durante julio, las sesiones de DJ se maridan con un toque muy especial: la horchata artesanal de La Campana, un clásico barcelonés que llega directo del Born para refrescar las noches de fin de semana. Y en agosto, la creatividad toma el relevo con un taller de abanicos artesanales a cargo de la firma local Étté, para hacer una pausa manual y llevaros a casa un recuerdo hecho a mano.

El rooftop abre todos los días de 17:00 a 23:00, con música en directo de jueves a domingo. ¿Amantes de la horchata? Cerrad las tardes con un vaso en la mano mientras el DJ pincha sus sesiones.

11. Un cóctel en un palacio con vistas al puerto

En la terraza de un palacete del siglo XVI, con el Port Vell a los pies y el mar como horizonte, se esconde una de las azoteas con más encanto de la ciudad. La Terraza del Duquesa, en lo alto del Hotel Duquesa de Cardona, conserva la elegancia de un espacio noble y ofrece un ambiente relajado, abierto al cielo y con vistas que enamoran.

Su propuesta gastronómica, fiel a la dieta mediterránea pero abierta a sabores de otros rincones, invita a un viaje sensorial entre clásicos reinventados y platos llenos de matices.

Ya sea para un almuerzo tranquilo, una cena con encanto o para sentarse al fresco con un cóctel al atardecer, este es uno de esos lugares en los que apetece quedarse un rato más. Y si os acercáis a la barandilla, el puerto estará tan cerca que casi podréis oír el vaivén de las olas.

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