Encontrar un lugar para comer alrededor de la Sagrada Familia es una tarea desalentadora para el local, si no estás dispuesto a someterte al pollo crujiente grasiento o las hamburguesas oreja de gato. Hay una opción, pero: Casa Madre es de Leo Chechelnitskiy, propietario del Babula Bar, y ha convertido el bar de tapas de su madre -que primero fue el Nazarovia, el primer restaurante ruso de la ciudad- en una taberna urbana de guisos a fuego lento y tapas tan aptos para el barcelonés como para los admiradores de esa especie de decorado de Batman que en un inicio proyectó Gaudí.
Además, tiene una terraza difícil de creer -desde la avenida Gaudí, que desciende, se domina todo el panorama- donde te llegan platos clásicos con un toque creativo: albóndigas, buenísimas, calamares a la romana, arroces (del señorito, sin trabajo, o el de butifarra negra con setas) y no arroces -hay probar el socarradet de quinoa con verduretes- y sobre todo un rabo de toro meloso donde te quedarías a vivir.