Abierto en la primavera de 2025 en el Eixample Dret, Franca irrumpe con fuerza desde una discreta esquina y una idea clara: reinventar la tradición sin perderle el respeto. Con una cocina que sus tres jóvenes cocineros definen como "tradicional inventada", sirven platos que parecen salidos de un recetario imaginario, como la ensalada de escudella —una delicia templada con garbanzos, carnes, lechuga crujiente y una vinagreta de mostaza que actualiza el plato invernal en clave veraniega. En sala, calçots conservados, acelgas en escabeche fritas como pollo y una carta de vinos que navega por el Mediterráneo confirman que aquí no hay normas estrictas, solo intuición y ganas de sorprender.
Franca no busca gustar a todo el mundo, pero consigue seducir desde el primer bocado. Los entrantes se dividen entre despensa y temporada; la pasta mira al territorio con platos como una sopa de pescado estilo bullabesa o unos fideos con picada, y los principales se presentan como una "mesa llena": carne o pescado con guarniciones pensadas para compartir. El ticket medio ronda los 60 euros, y aunque de momento solo abren por las noches de martes a sábado, ya trabajan en una propuesta de mediodía. En medio de un panorama gastronómico clónico, Franca destaca por su personalidad y atrevimiento.