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Gocce di Latte es un ejemplo más del insultante dominio que ejerce la heladería italiana en nuestra ciudad (bueno, insultante no: este es un lugar amable de procesos artesanales que os permite ver tras un cristal las máquinas de hacer helados y pasteles).
Mateo y Rita abrieron este establecimiento en 2012 y a la excelencia italiana ellos aportan un repertorio de sabores original y acertado: cúrcuma, mandarina y romero, o cardamomo y dátiles, por ejemplo. Tan precisas son sus creaciones que un bárman de hotel de cinco estrellas les confesó que se inspiraba en sus helados para combinar sabores.