[title]
Un auténtico ejército de pasteles de chocolate coloniza el escaparate y un arsenal de brazos de gitano y de roscones a precios razonables llenan las vitrinas. Los avalan casi seis décadas y tres generaciones Galimany, y la aplicación de técnicas y maneras de trabajar modernas pero sin olvidar los referentes tradicionales. Un buen ejemplos es su croissant de chocolate, uno de los mejores de la ciudad, sin duda.