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El trabajo bien hecho a veces tiene recompensa: los chicos del N.A.P. (Neapolitan Authentic Pizza) cogieron en 2013 la pizza napolitana de alta calidad y la llevaron a un establecimiento de espíritu joven, ticket 'low-cost' y folclorismos y espacio mínimo (un comedor aséptico arrodillado alrededor de un horno/obrador gigantesco). Hoy tienen una sucursal en la Barceloneta –más cómoda, se puede hacer reserva y cenar en grupo– que mantiene los precios y la calidad: ninguna pizza pasa de los diez euros. Sólo cruzan la línea para las especiales de la semana. Se lo valen siempre: la de bresaola, limón rallado, rúcula y parmesano es una de ellas.