Y la tercera pata que acompaña a la artesanía y la proximidad es la temporalidad, claro: hacen helados que reproducen las sensaciones de cada estación, igual que los restaurantes reflejan la temporalidad en su carta. "La gente encontrará todos los helados clásicos, pero hay que divertirse e investigar", explican. Una vez hicieron un helado de pino: elaborado con piñones de Castilla y piña verde que fueron a recolectar a la Costa Brava, infusionada con leche y nata, ¡para reproducir las notas aromáticas del bosque mediterráneo! Matteo añade que la leche y la nata fresca que utilizan es de proximidad, de la granja Cal Porta. Otros veranos hicieron un sorbete de agua de mar infusionado con agujas y piñas de pino, para evocar la sensación de bañarse en una cala mediterránea. O también ediciones limitadas muy, muy locas: un helado japonés con fresas del Maresme, piel de yuzu y wasabi (¡loquísimo, teniendo en cuenta que el yuzu y el wasabi son de kilómetro 0 catalán!)
Parallelo abrió en 2017 y se ha convertido en una de las grandes heladerías artesanas de Barcelona. Y tanto si buscáis sensaciones fuertes (¡helado de yuzu con bordes de caviar! Edición limitada) como si preferís sabores en alta definición, como los clásicos de limón o fresa (del Maresme), no saldréis decepcionados.
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Parallelo abrió el año 2017 y se ha convertido en una de las grandes heladerías artesanas de Barcelona. Y tanto si buscáis sensaciones fuertes (¡helado de yuzu con ribetes de caviar! Fue una edición limitada) o en alta definición, como los clásicos de limón o fresa (del Barcelona), no saldréis decepcionados.