Si, como a mí, os encanta comer un buen bacalhau à brás o una francesinha, quizá os habréis dado cuenta de que en los últimos años el número de restaurantes portugueses en Barcelona ha disminuido drásticamente. Pero aquí está Porco Preto, abierto a finales de 2024, para paliar esta situación. Los propietarios y cocineros son Sofia Da Costa Moura y André Gomes, dos chefs con estudios y experiencia en el ecosistema de la alta cocina barcelonesa (Àbac, Fismuler), que han montado casa propia en la frontera entre Sant Andreu y Sant Martí, con un restaurante de vocación vecinal y de servicio de barrio.
Honran este trato popular con un espléndido menú de mediodía, que cambian a diario con un plato principal generoso y contundente –clásico portugués–, e incluye pan, agua o cerveza y café. Se llama Porco Preto ("cerdo negro") porque trabajan con las mejores carnes que pueden, y eso se nota en una carta donde practican la mezcla de cocinas vecinas o la relectura portuguesa con las ideas muy claras. Por ejemplo, convierten la francesinha –esa sabrosa barbaridad de lasaña de pan de molde, jamón cocido, ternera y patatas fritas– en un bocadillo más sutil, pero igual de pantagruélico, de pan de vidrio relleno de embutidos, ternera y coronado con huevo puntilla y queso. O un bacalao confitado con trinxat en la salsa del propio pescado. Tienen toque de brasa por todas partes, y eso se agradece. No os saltéis los postres: Sofia es una pastelera de primera.