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Mossa Día, Le Saraba restaurant
Photograph: Maria DiasMossa Día, Le Saraba restaurant

Sabores sin prejuicios en los restaurantes de Barcelona con propietarios negros

Nos inspiramos en Le Saraba, un restaurante africano de Barcelona ejemplo para la integración en la ciudad y más allá

Escrito por
Johann Wald
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Johann Wald nació en España con nacionalidad holandesa, hijo de un padre de Surinam y de una madre inglesa de origen indio. Produce y conduce programas en Radio Primavera Sound, tiene un programa en Canal Cocina llamado 'Muy Johann' y escribe sobre comida y viajes para 'Condé Nast Traveller'.

Desde la trágica muerte de George Floyd, el movimiento #blacklivesmatter se ha extendido más allá de Estados Unidos, y muchos negocios de gente negra han recibido muestras de apoyo, sobre todo virtuales. El restaurante Le Saraba –punto de encuentro de jóvenes africanos en Barcelona– acaba de reabrir y se enfrenta, como cualquier otro negocio, a un panorama económico ensombrecido por la incertidumbre.

Hablando con su propietario, Mossa Día, intento discernir si la solidaridad influye en su día a día y nos ofrece puntos de vista muy interesantes. “Para apoyar los negocios que tienen los africanos o afrodescendientes, primero es la comunidad negra la que debe apoyarse. Muchos de nuestros discursos van sobre unirnos, y no estamos dando todos los pasos para ello. Hoy en día estamos hablando de la nueva normalidad, el nuevo orden mundial y yo me pregunto: ¿cuál es nuestro sitio en este nuevo orden? ¿Tenemos que seguir sufriendo, corriendo y persiguiendo algo que no nos corresponde?, reflexiona Día.

Photograph: Maria Dias

"Todos los negros jóvenes somos ya el futuro"


En todo el mundo, muchas culturas han logrado establecer sus comunidades y ganarse el cariño local a través de los restaurantes donde han ofrecido sabores exóticos, y a los africanos aún les queda recorrido para posicionarse como han hecho otras culturas en este país. “Todos los negros jóvenes somos ya el futuro. Nuestros padres han dado su paso viajando aquí primero, pero estaban muy liados intentando ganar y mandar dinero a África. No podían preocuparse de cómo integrarse y avanzar –explica Mossa–. Si comparas la migración africana con la de los pakistaníes, japoneses y chinos, es muy diferente, porque ellos vienen a integrarse, a aportar algo y al final el respeto se lo ganan. Si no tienes algo, no eres nadie, y si no eres nadie, no te respetan”. El joven empresario senegalés lo tiene claro.

 "Si te fijas, los chinos consumen en lugares chinos, etc. Hacen bien, y tenemos que seguir su ejemplo. Si un hermano monta una fiesta, voy a una fiesta negra. ¿Por qué gastarme 10 euros en un lugar donde quizás no me sentiré bien?", apunta Mossa.

Foto: Maria Dias

Últimamente, vemos más noticias sobre negros recibiendo tratos denigrantes por guardias de establecimientos de ocio –y de la misma policía–, aunque en grado menos alarmantes que al otro lado del Atlántico (no por ello más tolerables). Afortunadamente, en Barcelona hay fiestas africanas que causan furor entre la juventud, como el Voodoo Club, organizado por el joven diseñador y músico nigeriano Wekaforé Jibril, quien me trajo a Le Saraba por primera vez.

Mossa insiste en que debemos ser nosotros los que apoyemos iniciativas como las de Weka: “Si ves que hay gente negra diseñando y vendiendo ropa o lo que sea, compra algo. No tienes por qué comprar allí siempre, solo algo para mostrar apoyo, y hacer que esa persona sienta que su esfuerzo vale la pena y que lo está haciendo bien. Y ya como empresa, hay que devolver la moneda o hacer algo para la comunidad”. Desde el restaurante ya planean empezar a repartir comida gratis una vez al día a personas desfavorecidas.

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Foto: Maria Dias

"Están encantados porque la comida africana es algo que sorprende. Tenemos los mejores sabores del mundo"

Mientras el movimiento #blacklivesmatter nació como respuesta al abuso de poder policial, en el caso de Le Saraba cuentan una anécdota muy distinta y esperanzadora relacionada con la pasma y que demuestra el poder embaucador de una cocina honesta y sabrosa como la que cocina Mama Diarrá, la madre de Mossa, cada día desde la calle Villaroel.

“Cuando la poli ve a muchos negros que se juntan en un lugar –como pasa en este–, se piensan que algo esta pasando allí. Tuvimos unos agentes de policía secreta que venían a menudo, camuflados, y se sentaban todo el día en el restaurante a observar. Al final, les tratábamos tan bien que han sido como de la familia y nos han metido en la revista de la Policía Nacional para recomendar la comida que hacemos. Eso quiere decir que estamos haciendo las cosas bien, y que no estamos haciendo nada ilegal. Ahora son amigos que nos llaman de vez en cuando para ver qué tal estamos. Están encantados porque la comida africana es algo que sorprende. Tenemos los mejores sabores del mundo", explica Mossa.

Siempre se dijo que el camino más directo al corazón pasa por el estómago y donde eliges consumir puede ser un acto de resistencia bastante más eficaz que usar un hashtag.

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