Este restaurante ha dejado el listón bien alto en materia de 'nigiri'. Zero mesas, dos barras, menos de 20 comensales. En cada barra encontramos un sushi master diferente. Simetría pura y dura. Los entrantes pasan deprisa. El tofu de erizo, el hígado de rape y las sepias se volatilizan. Son los teloneros perfectos para el cabeza de cartel de este festival, unos nigiri de otro planeta.
Cocina milímetro cero con piezas que no necesitan ningún baño de soja. Locura desatada con el de navaja. El de calamar es miel. Lágrimas con el de toro y el de anguila. Rendición absoluta con el de gamba roja (con la cabeza pulverizado por encima!). Ojos en blanco con el Gunkan de erizo!