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La casa de Ada Parellada está a la altura de lo que requiere su condición de icono popular. Vale la pena irlo revisitando por su reinterpretación de los clásicos catalanes y franceses, con sabrosas paradas en la caza, tiene una frescura y un salero marca de la casa que no ha perdido fuelle. La Parellada, entre la carta y los menús, aglutina lo gourmet y de raíz catalana con el instinto de supervivencia (el talento de abrir la nevera y montar un platazo con tres cosas buenas). Ejemplos? Atún picante con cacahuetes, mejillas de ternera con garnacha ... Para todos: al mediodía se come por menos de 20 euros.