Mucho sabe Eric-Emmanuel Schmitt de las capacidades amatorias de Diderot, ya que se licenció en filosofía con una tesis sobre el redactor, con D'Alembert, de la monumental Enciclopedie. Diderot es el protagonista de una comedia sobre la guerra de sexos incubada tanto con dosis de donjuanismo filosófico como con arrebatos de inteligente seducción. Una intrascendente pero ingeniosa trama que tira hacia el vodevil con una construcción dramática impecable y poblada de actitudes y contradicciones inherentes a los hombres y las mujeres, tanto de ahora como de la época del filósofo.
En la nueva versión de esta puesta en escena que Joan Lluís Bozzo dirigió en 2007 han cambiado los intérpretes pero no la calidad del juego escénico, la espléndida caligrafía verbal y el cuidadoso ritmo con un reparto casi inmejorable encabezado por un infalible Abel Folk y un reencontrada Àngels Gonyalons, que destaca por la vivacidad y autoridad de su señora de Therbouche, especialmente admirable en el brillante monólogo de la parte final sobre el poder de las mujeres sobre los hombres. Si la felicidad es reírse. Sean felices.