Un proyecto con la ambición de 'La fiercilla domada' pone a prueba todo lo bueno y no tan bueno de una compañía como Els Pirates, acostumbrados a poner a prueba sus capacidades artísticas en producciones más modestas. Este salto no logrado del todo como mínimo afianza algo que ya se sabía: son excelentes intérpretes –aquí con la colaboración especial de Lloll Bertran–, siempre entregados a la causa. Sólo hay que seguir con admiración el ejercicio de fregolismo de Jordi Vidal. El nivel interpretativo que exige una puesta en escena que parece más un Goldoni que un Shakespeare. Comedia del arte, con gran peso del gag físico.
Menos conseguida es la premisa de transformar la comedia shakespeariana en un musical en clave feminista. Las coreografías son básicas y las canciones no se fijan en el recuerdo. Pero lo más forzado es el giro dramatúrgico para convertir el original –con puntuales aportaciones de 'Noche de Reyes' y 'Sueño de una noche de verano'– en un alegato feminista. A veces apropiarse del discurso del contrario funciona, pero aquí este recurso no acaba de cuajar y desemboca en un desenlace deslavazado. Y si lo miramos desde la ambigüedad sexual, eso ya formaba parte de los códigos de la alta sociedad isabelina y sus artistas.
Autor: William Shakespeare. Adaptación y traducción: Ariadna Pastor. Direcció: Adrià Aubert. Con: Laura Aubert, Lloll Bertran (Maria Cirici, cover), Mariona Castillo, Ricard Farré, Laura Pau, Lluna Pindado, Arnau Puig y Jordi Vidal.