Lío Ibiza

Si al final del show, después de cerca de tres horas de espectáculo, la platea baila y pone cara de haber pasado una buena noche, ¿qué puedes decir? Después de un menú de primera, una tropa de chicas y chicos, buenos bailarines  sobre todo, que te han hecho un guiño, muchos 'hits' y sensación de no haber perdido el tiempo, ¿qué puedes decir? Puedes decir que te lo has pasado bien, que ha valido la pena pasar una noche en el 'Lío Ibiza' como invitado especial en un ambiente que no es el tuyo, que has reído con el 'Barcelona' de la Caballé-Mercury interpretado por un travesti (haciendo de Caballé, claro) y una bailarina, que has mirado el cielo, desesperado, con el 'Vogue' de Madonna sin pegada, que has pensado que la escena flamenca, con una chica taconeando en ropa interior, era lo mejor del show, a pesar del tópico que no podía faltar... Con esto ya bastaría para invitar un amigo al recibir la paga extra de Navidad.

La calidad del espectáculo es indudable. Otra cosa es que 'Lío Ibiza' sea un show de cabaret dinámico, rápido, con ritmo y los ojos que van a cien y las orejas a mil, seducidos por la voluptuosidad y la integridad de la propuesta. Un show mejor que el 'Forever crazy' que vimos el año pasado en el BARTS. Lo que pasa es que quizá añoras el 'Taboo' del Apolo, más rockero, más 'working class', más directo, más para mí, aunque sabes que lo que has visto en el Principal es otra cosa más 'mainstream', que tendrá más público y que hará feliz a más gente.