Antes de continuar leyendo ya os avisamos que no se trata de una tienda de animales vivos a modo de purgatorio antes de ir al matadero ('Ponme esta ternera en tiras y deme los huesos para hacer caldo'). Ni tampoco es resultado de un Hannibal Lecter emprendedor de negocios. Ni siquiera es una pescadería con un producto tan fresco que las colas bailan al ritmo de samba. Estamos hablando de un concepto de tienda mucho más nuevo, a pesar de que vuelve a los orígenes ancestrales de conservar y sacar el máximo provecho de los alimentos.
Ferment 9 (Sepúlveda, 135) en poco tiempo se ha levantado como uno de los puntos de peregrinaje de todos los amantes del 'foodie' y el veganismo, y es que cualquiera lo desaprovecha teniendo en cuenta que se trata de la única tienda del mundo especializada en comida fermentada y probiótica ('Fast sloow food'). A su nivel aseguran que son los pioneros mundiales (no se atreven a nivel de universo, no sabemos si los extraterrestres se alimentan de fermentados) y concentran en un mismo local el laboratorio y la atención al cliente, didáctica y convincente, por cierto.
El obrador, lleno de botes y jarras llenas de un líquido sospechoso donde flota una materia gelatinosa, te sientes en el laboratorio de Frankenstein pero nada más lejos de la realidad. La mayoría de ellos son producto de agua, sal o azúcar y levadura dejados en conserva y bajo unas condiciones de humedad y temperatura. 'La fermentación crea un poso/hongo pero las bacterias viven en la parte líquida que posteriormente mezclamos con alimentos dejándolos entre cinco y siete días bañados en este cultivo', explica Maria, jefe de obrador y cocinera apasionada. Cóctel de microorganismos activos con minerales y vitaminas biodisponibles, que conservan los alimentos y una vez en el estómago luchan contra las bacterias malas. "Regeneran el equilibrio de nuestro sistema inmunológico y ayudan que el cuerpo funcione mejor, multiplicando los efectos saludables de los alimentos', dice orgullosa Maria.
En la parta del supermercado hay neveras que mantienen los 'bichitos' dentro de botes de cristal donde puedes encontrar desde ensaladas mediterráneas, kéfir, chucrut (col fermentada) o zumo de cúrcuma. 'Queremos ser la entrada en la ciudad de una cultura alimentaria que por nueva que parezca se remonta al Paleolítico y que puede ir más allá de los fermentados más famosos como el queso o el vino', apunta Maria. La muestra es que en la tienda te aconsejan gustosamente, organizan talleres y puedes comprar envases para hacerte tus propios fermentados y ser, definitivamente, el 'veggie' más 'healthy' del grupo.