
En 1962 Andy Warhol convirtió la cotidiana sopa Campbell en un objeto de arte, pero es en el siglo XXI cuando la lata se está convirtiendo en un objeto de veneración pop. Cada vez hay más empresas que cuidan tanto el contenido, con propuestas originales y gourmets, como el contenedor, con latas y embalajes que pueden convertirse perfectamente en objetos decorativos. El fenómenos es internacional: en Londres, la tienda restaurante Tincan, de diseño cuidado, sirve conservas portuguesas y españolas; en Nueva York, la franquicia Maiden Lane ofrece latas de divertidos embalajes en los barrios de East Village y Midtown; en Japón es Mr. Kanso quien reparte conservas de calidad a través de diecisiete tiendas-restaurante distribuidas por todo el país, y si vais a Lisboa, podéis comer comida enlatada en Can the Can.