Escapada al Vallès Oriental: Montmeló, Granollers y La Roca

El restaurante Lucerón ofrece una cuidada cocina de mercado y algunas especialidades con una larga historia, que ya vienen de cuando Antoni Lucerón y su esposa abrieron un primer local en los años setenta del siglo pasado. Hoy son sus hijas las que llevan el negocio, y apuestan por una elaboración atenta y una elegante presentación en la mesa.

El restaurante se encuentra en Can Magre, una masía del siglo XVI, y cuenta con diversos y amplios comedores. Si vais en verano, se está muy bien en su terraza, donde también, bajo el porche, podréis comer. La oferta de platos que tienen es muy extensa, desde paellas y fideuás hasta pizzas, carnes a la brasa y pescado. Dejaos un huequecito para el postre, de categoría.

Cuatro décadas de trabajo avalan este establecimiento, que se podría definir como más que un restaurante, ya que dispone de varios espacios diferenciados donde comer según si estáis de celebración, si sois una empresa y tenéis que realizar una presentación, o bien si entrás almorzar con la pareja -si este último caso es el vuestro, sabed que tienen un comedor para cenas románticas a la luz de las velas-. Su carta es larga, con un centenar de platos de cocina de mercado, tradicional y también de autor.

Trinxat, confit de pato, o fricandó de ternera. Sopa de cebolla, canelones, o hígado de pato con reducción de Pedro Ximenes. En Can Collet del Pla cocinan platos de la tierra, de calidad y con productos de proximidad. No quedaréis con hambre. Cabe destacar también los diferentes comedores (y por tanto diferentes ambientes) de esta masía a las afueras de Sant Antoni de Vilamajor, acogedora y con buen servicio. Y las noches de verano amplían su oferta habitual con un menú de tapas, mientras se toma el fresco que llega de los picos del Montseny.

Platos basados en el recetario catalán y mediterráneo, con productos de los proveedores de la zona, y en un ambiente cálido, familiar y cercano. Es lo que ofrece al cliente el Aroma Restaurant de Sant Celoni, abierto hace poco más de una década. Podréis elegir entre varios menús.

Su ubicación es excelente, cerca de una salida de autopista y a cinco minutos del Circuito de Barcelona-Cataluña, a un cuarto de hora del espacio comercial La Roca Village o a veinte minutos de Barcelona. Todas las habitaciones -101 en total- están insonorizadas, y dispone de salas de reuniones y de un restaurante, Trànsit, especializado en cocina mediterránea. No falta tampoco piscina y solarium.

Alojamiento de turismo rural situado en una masía del siglo XII del Parque Natural del Montseny. Se rehabilitó en 1993, y desde entonces cuenta con ocho habitaciones, cada una de un color y con vistas espectaculares, todas con baño privado, y tres de las cuales accesibles para personas con movilidad reducida. Se ofrece servicio de restaurante a los huéspedes, compartiendo mesa con la familia propietaria.

Abrió sus puertas como hotel restaurante hace pocos años, y por lo tanto, a pesar de tratarse de una casa que tiene sus raíces en el siglo X, todavía huele a nuevo. El encanto está por todas partes, con unas habitaciones cálidas y bien cuidadas, una terraza chill out con unas vistas espectaculares del Vallés, o una bodega excavada en la roca. Muy adecuado, pues, si queréis hacer una escapada de esas románticas y que no se olvidan.

Aparthotel en el casco urbano de Granollers, y por lo tanto bien comunicado, con 84 apartamentos de 35 m2, todos ellos con dormitorio, salón, cocina y baño; apartamentos perfectos para un máximo de 4 personas, dos adultos y dos pequeños. Parking, gimnasio, salas de reunión, y un restaurante con una elaborada gastronomía, son varios puntos fuertes de este establecimiento.

En la población termal de Caldes de Montbui es conveniente alojarse en un establecimiento que disponga de balneario y tratamientos termales. El Vila de Caldes es uno, y podréis disfrutar de los beneficios de las aguas minero-medicinales, siempre bajo control del equipo médico. En cuanto a las habitaciones, éstas están reformadas hace pocos años, son todas exteriores y elegantes, mientras que si os entra el hambre y deseáis comer sin salir fuera lo podéis hacer en el Burg & Gintónic, un nuevo concepto de hamburguesería y lounge.

La antigua fábrica textil Roca Umbert se ha convertido en la última década en el centro de la vida cultural y asociativa de la capital del Vallés Oriental. El edificio cuenta con diferentes espacios, como la biblioteca municipal, inaugurada en 2005, el Centre Tecnològic i Universitari, l’Espai d’Arts, que ofrece servicios y recursos a la comunidad artística para favorecer la creación contemporánea, i el 'cub', un equipamiento para el ensayo y la producción musical. Un punto y aparte merece La Troca, un espacio singular que acoge una decena de entidades vinculadas a la cultura de raíz popular y tradicional.

Pocos casos más podremos encontrar de un antiguo centro de producción y embotellado de vino y cava que se haya convertido en un teatro y auditorio con una programación estable de teatro infantil, danza y teatro profesional. El edificio es muy bonito por dentro y por fuera, y conserva intactas las cavas subterráneas. Donde antes había una antigua tina, ahora está la cabina de sonido y luz. Todo ello da, pues, un valor añadido a la hora de asistir a un espectáculo, y es un buen ejemplo de cómo reconvertir antiguas edificaciones destinadas inicialmente a otros usos.

En la planta baja se encuentra la oficina de turismo de Caldes de Montbui, de visita obligada si queréis saber todo lo que se puede visitar en este municipio. Aprovechad para entrar a ver todo lo que tiene Thermalia, porque no sólo se explica la historia del termalismo en Caldes, sino también muestra una importante selección de obras del escultor Manolo Hugué, que vivió en la villa muchos años, y piezas de su amigo Pablo Picasso. En la sala de exposiciones temporales también encontraréis muestras de gran interés.

Su fondo cubre campos diversos: la arqueología, el arte, las artes decorativas, la numismática y la etnografía. Las Ciencias Naturales también se estudian a partir de una extensión en funcionamiento desde 1987. Así pues, el museo es pluridisciplinar, y cuando atraveséis su puerta encontraréis esta variedad tanto en las exposiciones permanentes como en las temporales. Todo ello os permitirá conocer más a fondo el pasado y el presente de la capital vallesana y de sus alrededores. Y para los amantes del arte contemporáneo, tenéis una buena muestra en la tercera planta del edificio.

Inaugurado hace una década, el edificio lleva la firma del arquitecto granollerense Josep M. Botey, y consta de dos salas: la mayor con capacidad para 700 espectadores y la pequeña para 221. Es remarcable la cantidad de espectáculos que se programan a lo largo del año, ya sean de música, de teatro o de danza, pero si lo que se quiere es conocer a fondo los recovecos del edificio, nada mejor que pedir una visita guiada (se organizan para grupos con un mínimo de 15 personas), durante la cual se visitan los escenarios, los vestuarios y el patio de butacas, entre otros espacios.

Id hasta Castellterçol para conocer la casa donde vivió y murió uno de los políticos catalanes esenciales del siglo XX, Enric Prat de la Riba. Fue el impulsor y el primer presidente de la Mancomunidad, e independientemente de que esté más cerca o más lejos de vuestro pensamiento político, la visita merece la pena porque conserva la decoración y el ambiente de una casa de pueblo de principios del siglo pasado. Nos gusta especialmente el dormitorio, con los muebles decimonónicos, y el ambiente del despacho, que en este caso fue trasladado desde Barcelona.