Escapada al Vendrell i Coma-ruga: el aliento del Mediterráneo

Llegamos al Vendrell y dejamos el coche cerca del centro. Entre calles retorcidas, tropezamos con la plaza Vella, el centro neurálgico del entramado urbano. Echamos un vistazo a la fachada del Ayuntamiento y los edificios que cierran la plaza y enseguida nos encontramos con la iglesia, la Parròquia de Sant Salvador, en pie desde el siglo XVIII. Si nos fijamos bien, veremos que el campanario recoge el testigo de los impactos de bala que recibió durante la tercera guerra carlista. Un órgano barroco preside el interior del templo.

Para continuar, podemos ir a buscar el curso de la riera de la Bisbal, que nos cierra el camino por el oeste. Si seguimos en dirección norte, bordearemos el centro histórico, al que podremos acceder en cualquier momento por una de las calles que atraviesan el arroyo. Recuperamos la red de calles que conforman el centro de la ciudad volviendo, por ejemplo, por la calle de la Estela, que desemboca en la de Santa Anna. Nos dejamos llevar hasta llegar a la Casa Nadiua de Pau Casals, vivienda significativamente humilde que desde 1998 acoge el museo dedicado a este genio de la música. El museo es una puerta a la niñez de Casals y un eslabón imprescindible para comprender su figura.

Al salir de la casa de Pau Casals, una buena forma de cambiar de aires es desplazarse hacia la zona comercial de la calle Montserrat, que nace en la plaza Nova y la calle de la Muralla, que a su vez nos devuelve a la calle Major y al Ayuntamiento. Cae el atardecer en la plaza de los Hermanos Ramon i Vidales y en el pasaje de Sabaudia.

Esperemos que el sol nos acompañe toda la mañana, así que nada más adecuado para empezar el día que ir a practicar snorkel en la reserva marina de Masia Blanca. Desde este centro se organizan actividades relacionadas con el mar cada fin semana de julio y durante todo el mes de agosto. De la mano del Aula Aquàtica de la Masia Blanca, y en la playa de Coma-ruga, podremos descubrir la riqueza de la flora y la fauna del litoral catalán desde un punto de vista inusitado.

Después de ver unos cuantos pececillos, ya estamos frescos para una caminata antes de comer: en la misma playa de Coma-ruga podemos plantar la sombrilla o bien acercarnos a la Deu de l'Estany i el Riuet, una fuente termal con propiedades terapéuticas, especialmente indicada para dolores articulares, óseos y reumáticos. De hecho, el manantial es el origen del núcleo urbano de Coma-ruga. A raíz de su descubrimiento en el siglo XIX, a principios del XX se construyó un balneario, origen del posterior desarrollo urbanístico de la población.

Como alternativa a la mañana de playa lo que os sugerimos está en las antípodas del snorkel. En vez de ir hacia las profundidades marinas, nos adentraremos en la tierra con una visita a la prestigiosa bodega Avgvstvs, en la carretera que va del Vendrell a Sant Vicenç de Calders. La particularidad de Avgvstvs no son sus vinos, envejecidos con la máxima precisión en botas de diferentes maderas importadas de diversos puntos del mundo. Tampoco el cuidado de los viñedos que regentan, expresamente plantadas en una zona de poca profundidad para estresar la uva y provocar una alta concentración de azúcares en el interior del grano. Todo esto lo descubrimos durante la visita guiada a bodegas e instalaciones, pero por lo que realmente vale la pena esta parte de la escapada es por la experiencia de degustar, en una sala húmeda y oscura y llena de botas, unas gotas del más selecto vinagre, al que Avgvstvs dedica buena parte de su cosecha.

Exportados por todo el mundo, los diferentes tipos de vinagre que podemos paladear y que produce Avgvstvs son fruto del estudio y la dedicación puestos al servicio de la depuración técnica a la hora de elaborar el producto: sin duda, el secreto de la excelencia de la bodega. ¡Podremos probar hasta cuatro! La mañana en Avgvstvs termina con una segunda cata, esta vez de dos vinos, en el jardín de la casa principal.

Volvemos al Vendrell para disfrutar de la gastronomía local. La visita que hace apenas 24 horas habíamos dejado en la plaza Vella continúa en la Fundació Apel·les Fenosa, ubicada en la calle Major, en la antigua casa de veraneo que el escultor barcelonés adquirió en 1958. El particular espíritu de Fenosa impregna la casa tanto como sus obras, que junto a las de sus colegas Pablo Picasso y Pau Casals ayudaron a sublimar las artes catalanas de los años 20.

El Museu Deu es, posiblemente, el mejor complemento para la Fundació Apel·les Fenosa. Esta institución, que se encuentra en el cruce de la calle Santa Anna con la plaza Nova, nos permitirá seguir disfrutando de lo que en un momento se dijo "nutrir el espíritu", con exposiciones temporales temáticas y una agenda de actividades siempre a punto para satisfacer todo tipo de expectativas, incluso si sólo se trata de pasar la tarde escuchando un poco de música.

Si hemos escogido bien las fechas de nuestra escapada, el Vendrell ofrece muchas más posibilidades culturales. La Festa Major, por ejemplo, a finales de julio, o la Fira de Santa Teresa, a principios de otoño. Durante la Fira Turismar, además de los típicos estantes de exposición, la playa de Coma-ruga se llena de actividades y atracciones. Más curiosa es la Festa de la Bicicleta, una original celebración que se remonta al 1942 y que incluye una pedalada nocturna.

Os proponemos un final sosegado para la escapada, al lado del mar. Inevitablemente siempre que se habla del Vendrell, la personalidad de Pau Casals aparece en toda planificación o idea de visita que se tenga, y la playa de Sant Salvador, barrio marítimo del Vendrell, no es una excepción a la regla.

En este rincón del Mediterráneo, situado a sólo 3 kilómetros de la ciudad, descansa la Museo Pau Casals, en la casa que el universal violonchelista catalán se hizo construir a propósito y que ahora está abierta al público como muestra documental del legado de Casals. El museo está pensado para que melómanos y no tan melómanos encuentren interesantísimos detalles de la vida y el pensamiento de Pau Casals, tanto a nivel político como artístico. Casals y su esposa habitaron la villa de 1910 hasta 1939, cuando tuvieron que exiliarse para no volver a pisarla nunca más. Sin embargo, el trabajo de recuperación llevado a cabo primero por el mismo músico y posteriormente por la Fundació Pau Casals posibilitan un recorrido fascinante por la vida y la obra de una de las mentes más brillantes que el siglo XX nos brindó

En resumidas cuentas, la visita al Museo Pau Casals nos ocupa toda la mañana hasta la hora de comer y, si no, siempre tenemos la opción de sacar la toalla o ir, tranquilamente, a dar un paseo por la zona urbanizada.

Eso sí: ​​para no desentonar con el resto del día y de la escapada, el mejor final posible para estos tres días es asistir al Festival Pau Casals, que tiene lugar durante los meses de julio y agosto.