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Bad Gyal en el Primavera Sound Madrid
©Christian BertrandBad Gyal en el Primavera Sound Madrid

El brillo ‘dosmilero’ de Bad Gyal pone el broche al Primavera Sound en Madrid

La catalana desplegó un directo que sirvió para cerrar una jornada marcada por grandes mujeres en los escenarios

Escrito por
Beatriz Langreo
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Rosalía había terminado. Dejando la pantalla ya negra a sus espaldas, cientos de personas enfilaron su camino hacia el escenario Amazon, situado en el extremo contrario del recinto. La Motomami había sido el plato fuerte (de hecho, el más fuerte de todo el festival), pero aún quedaba talento catalán a punto de servirse como el mejor postre. 

En un movimiento totalmente coordinado, el ‘Blin Blin’ de Bad Gyal empezó a sonar mientras sus filas se llenaban. No hubo espera: recogió el testigo de su paisana con una acogida que bien habría merecido uno de los dos escenarios principales. O eso fue lo que pensábamos. Pronto entendimos por qué estábamos allí. Una máquina de humo, situada frente al control de sonido –y que habría sido imposible de situar en un espacio más amplio– comenzó a crear un ambiente discotequero donde pudiesen reflejarse las luces. En el escenario, decorados ‘glossy’, oro y rosa. El ‘pussy que mana’ empezó a mandar. 

Su aparición estelar y paso firme al entrar al escenario demostraron algo: Bad Gyal también ha crecido, y mucho, sobre las tablas del Primavera Sound. Ya han pasado años desde sus primeros bolos en los escenarios secundarios del Parc del Fourm barcelonés, y su estilo y su capacidad vocal se han afinado con el tiempo potenciando una personalidad única de la que ha hecho gala durante toda su carrera. 

Bad Gyal en el Primavera Sound Madrid
©Christian BertrandBad Gyal en el Primavera Sound Madrid

Era su momento. ‘Slim Thick’, ‘Pussy’, ‘Su payita’… la setlist demostraba, arranque tras arranque, que el repertorio de Bad Gyal está cargado de canciones icónicas que el público corea a pleno pulmón. Una primera parte de concierto que culminó con la subida al escenario de Tokischa para compartir micrófono en ‘Chulo’, anunciando por todo lo alto un remix que está a punto de publicarse. 

Por supuesto, no podía faltar el baile -¿qué es el dancehall sin un poquito de meneo?- y los guiños a las influencias que sostienen su estilo. Fueron varias las canciones que eligió como un alegato sobre su personalidad. Temas como ’Gimme the Light’, de Sean Paul, y ‘Survivor’, de Destiny’s Child, sonaron para demostrar que la artista tiene muy claras sus referencias. 

Desde luego, la fiesta estaba servida. ‘Zorra’, ‘Yo sigo igual’ y ’La Prendo’ formaron parte de un segundo tiempo en el que los bailarines cobraron protagonismo. No hicieron justicia a la barcelonesa ni la hora ni los conciertos previos, que pusieron el listón extremadamente alto. Se suma su estilo sobre el escenario, algo altivo y distante frente al público, que funciona bien entre sus fans, pero que puede llegar a desconcertar al asistente a un festival masivo. También jugaron en contra las pausas entre bloques, a veces de más de un minuto, algo que hizo que la mitad de los asistentes migraran hacia otros escenarios que cerraban la noche con electrónica. Eso sí, los que se quedaron tuvieron doble regalo: ‘Alocao’ y ‘Fiebre’, convertida ya en todo un himno, fueron las canciones que cerraron el show. Un broche de oro puro. 

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