Las mejores tiendas para comprar buen turrón en Madrid

Elegida varias veces la mejor pastelería de Madrid, The Patissier triunfa en Navidad y no solo son sus roscones (que elaboran durante todo el año) y panettones. Y es que, el obrador de Ricardo Vélez, es ya un clásico cuando llegan estas fechas señaladas: sus turrones artesanos de barra son sencillamente imprescindibles. Y, en este casí, efímeros. Solo se pueden adquirir durante su pop up de turrones y champagne, una venta casi clandestina que organizan en The Patissier (su boutique de alta pastelería de la calle Columela, 9, junto al Retiro) y que permanecerá abierta hasta el 31 de diciembre, solo de martes a sábado.

Un clásico madrileño de la pastelería y la repostería es el Horno de San Onofre. El original inició su andadura en 1972 en la calle del mismo nombre, pero tal ha sido su éxito que el negocio se ha expandido en otros cinco locales repartidos por la ciudad (y fuera de ella: si vais por Japón buscadles en la ciudad de Nagasaki). Su oferta es inmensa, para no perder detalle, y entre los favoritos de la Navidad, su turrón de barra al corte rebanados al momento (nata con nueces, trufa y pistacho, praliné...) es ya un clásico.

Fundada en 1855, esta turronería es un clásico. Una de las pastelerías centenarias de Madrid que nació como una casa de turrones, pero que hoy en día elabora todo tipo de postres, siempre de forma artesanal. La tienda en sí es ya una maravilla, con su fachada antigua intacta, las paredes recubiertas de caoba y espejos y el escaparate lleno de apetecibles dulces. Un local de lo más castizo. 

Alta pastelería y chocolatería. Así reza el apellido de esta veterana boutique pastelera de Madrid de tradición centenaria a sus espaladas -nació en Huesca en 1890- y con fama más que merecida. El pastel ruso es su seña de identidad (lo bordan, no hay otro igual) aunque los turrones son, sin duda, su gran especialidad. "Los clásicos son los que más gustan desde siempre. El de yema tostada, el tres cremas y el ponche Ascaso sobre todo", nos comentan desde Ascaso. Clásicos, sí, innovadores, también, porque de su obrador salen alrededor de 30 variedades, divididos en dos línes: los de mazapán y los de chocolate, con creaciones tan interesantes como el dulcey, hecho con chocolate rubio. Tampoco faltan los panettones, por cierto, disponibles durante todo el año (el de limón y maracuyá es tan fresco y jugoso como adictivo), castañas del Pirineo (bombones de castaña que solo hacen de octubre a mayo) y el marrón glacée, la joya de la confitería mundial, una creación de castañas que nos lleva de viaje al pasado más dulce. 

El célebre Oriol Balaguer está detrás de esta emblemática pastelería de la zona de Salesas, un negocio centenario que llevaba abierto desde 1914 pero totalmente actualizado. La novedad la encontramos en las creaciones de autor, desde el popular panettone (el de ginadjuja es sencillamente sensacional) al turrón músico, un postre típicamente catalán a base de chocolate y frutos secos que podemos encontrar en Navidad en esta pastelería en la que, por estas fechas, siempre hay cola. Desde hace unos meses cuenta con un espacioso salón de té justo al lado para sentarse, disfrutar y echar la tarde. 

Es la primera y única tienda que el turrón más caro del mundo (o eso dice su popular y televisivo eslogan) tiene en Madrid: Casa 1880. Más de 160 metros cuadrados en los que el turrón más clásico (el blando o de Jijona, el duro o de Alicante, el de yema tostada, el de crema a la piedra...) comparte estanterías con nuevos formatos (polvorones, figuritas de mazapán o crema de turrón) pero sin salirse de los cánones de la tradición más navideña. 

No es la única tienda que Torrons Vicens tiene en Madrid, pero sí hay algo que la hace especial, y es su tamaño. Sus más de 600 metros cuadrados la convierten en la tienda de turrones más grande del mundo. Situada en el paseo del Prado, muy cerca de la estación de Atocha, puerta de entrada de los viajeros a Madrid, es algo así como la 'flagship' de esta casa familiar nacida en Agramunt (Lleida) y que lleva elaborando turrones dese 1775.