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Calçots a punt per menjar
ShutterstockCalçots a punt per menjar

11 cosas que JAMÁS debes hacer en una calçotada

Cómo NO comer calçots: las normas esenciales para evitar hacer el 'pixapins'

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
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Este año, las calçotades se han convertido en un asunto de país de proyección internacional. Nos llegan miles de personas del sudeste asiático a aprender cómo se moja la cebolla, y las calçotades son la mejor embajada posible: en lugar de funcionarios vestidos de 'Pingu', hay gente borracha y pringada que se abraza entre barbacoas. Por favor, sigue este código de conducta para no quedar como un urbanita palurdo (en catalán, pixapí) y dicho sea de paso, comprometer el modelo de calçotada vigente (y de rebote, el de país).

1. Confundir romesco con salsa de calçots

Como dice el talibanismo de la 'ceba': "No puedes permitirte el error de confundir la salsa romesco con la salsa de calçots. La línea es muy fina, pero es vital". Exacto, amigos: ¡lo que distingue las dos salsas es que la salsa romesco se convierte en salsa de calçots cuando mojas un calçot! (Picaste. La diferencia es que la de calçot lleva ñoras y la de romesco pimiento choricero). Pero, por supuesto, que si quiero hacer una calçotada con salsa 'xató' (o barbacoa), así la haré. ¡Visca la Calçotada Lliure!

2. Mojar el calçot entero

¿Ahogar el calçot en salsa? ¡Mal!
Foto: Shutterstock¿Ahogar el calçot en salsa? ¡Mal!

¡Sólo la puntita! Y trágatelo cómo se zampaba las ratas Diana, la mala de 'V'. Un consejo de heterodoxo: si te da rabia solo mojar la puntita, pliega el calçot hasta conseguir un rectángulo vegetal, lo pinchas con el tenedor y lo sumerges entero (así no metes los dedos en la cazuelita naranja). De nada.

3.  ¡Confundir los calçots con un puto puerro!

No es broma. Hace muchos años, cuando solo había lo que llamaban prensa en papel, dice la leyenda que mandaron a un gran fotógrafo –francés– al mercado a tomar una foto de unos calçots y regresó con una maravillosa foto de unos puerros (que salió publicada a página entera). Pero no pasó nada, porque hace 16 años ni tú ni yo ni nadie que no fuera de Valls tenía ni puta idea de qué aspecto tenía un calçot. Además, tampoco había redes sociales para que los pusilánimes haraganes (como tú) se quejaran, gracias a Dios.

4. Destrozar el calçot cuando lo pelas

Es muy simple: ¡lo coges por la base quemadita, lo estiras y 'fot-li que es de Reus'! (nunca mejor dicho). Claro que quizás esto sea demasiado pedir a alguien que lleva veinte años intentando pelar un aguacate sin montar un Cristo.

5. Descapullar el calçot con cuchillo y tenedor 

Si en el brete del punto cuatro no has logrado acabar de pelarlo, NO utilices cuchillo y tenedor. Esto es un 'fail' absoluto. Si tus manos no han podido acabar ese paso tan difícil de arrancar la puntita... ¡Pégale muerdo! La circuncisión del calçot debe ser un proceso orgánico, atávico y animal. Usar cubiertos para descalçotar es como el que va a una mariscada y pela gambas con cuchillo y tenedor. 

6. Hacer calçotadas por encima de Valls

La erótica primigenia de la calçotada real
Foto: Scott ChasserottLa erótica primigenia de la calçotada real

Un recuerdo extraño: con 18 años hicimos una calçotada en Llançà, circa 1996, y todos tuvimos la extraña sensación de estar haciendo un paripé, como una tribu esquimal bailando flamenco (ese mismo año alguien muy perverso, seguramente fan de los calçots, fundó los Castellers de Figueres). La tramontana nos lo puso muy difícil. A la hora de la carne a la brasa, las cosas volvieron a la normalidad. Resumen: 'pijos' del Alt Ampordán, dejad los calçots a los de más abajo.

7. Tolerar los calçots creativos

Buñuelos de calçot
Foto: MercabarnaBuñuelos de calçot

Si no hacéis la calçotada vosotros y vais de pago a una masía (algo muy recomendable si se es de Espolla y no tienes ni idea de calçots), rechazad platos como: los calçots en tempura, los calçots teriyaki, la quiche de calçots, el calçot esferificado, los buñuelos de calçot, el nigiri vegano de calçot con proteína 'plant-based'... ¡Habéis venido a comer CEBOLLAS A LA BRASA!

8. Vestir de mírame y no me toques

A ver... Estamos hablando de un ritual atávico que consiste en tragar cebollas que han sido torturadas para que alcancen la longitud de la porra de Nacho Vidal y las mojas en un engrudo naranja. Deja en casa tu jersey Iaio's km 0 hecho en La Vall d'en Bas. Te pones el chándal del Decathlon y la camiseta de la Via Catalana 2014. ¡Vuelve a ser la hora! ¿Qué hora? ¡It's Calçot o'clock!

9. Ponerte hasta el culo de calçots

Adrià Wegrzyn, Gran Festa de la Calçotada de Valls
FOTO: Ariadna Escoda / ACNAdrià Wegrzyn, Gran Festa de la Calçotada de Valls

Incluso un niño de tres años sabe que una calçotada es una parrillada encubierta. 'Proezas' como las del vigente campeón del concurso de comer calçots –¡uno de Barcelona se zampó 221!– son un pasaporte directo a convertirse en un saco de eructos. La única ventaja de una indigestión de calçots es que son fáciles de potar. Cómete siete y disfruta de las costillas, la butifarra, la panceta, el conejo...

10. Asaltar el menú infantil

Si hay macarrones o fideos a la cazuela para los niños, deja que se los coman ellos. Bastante pena tienen ya con pasarse seis horas con adultos disfrazados de bebés que comen cebollas gigantes. Si deseas introducir un elemento dadaísta en la calçotada, además del babero, podrías ponerte pañales para adultos.

11. Hablar de cosas que no sean la calçotada

Más que un banquete, una calçotada es una metacomida: aquella en la que durante todo el rato solo hablas de como se desarrolla el banquete. Prohibida la cháchara sobre tu perrete, politiqueo o lo último de Shakira. ¡Aquí hemos venido a hablar de calçots! Como Fulanito engulle tres de golpe, o como Zutanita se ha pringado toda la cara de romesco. Para futuras calçotadas, no estaría mal introducir la figura de un comentarista de calçotada com silla alta y micrófono. 

NO TE LO PIERDAS: Los mejores restaurantes de calçots en Barcelona

Aquí puedes leer el número de febrero de Time Out Barcelona con entrevistas, reportajes y las mejores recomendaciones de ocio y cultura de la ciudad

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