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Barcelona recibe una sacudida de frescor exótica con la llegada de Azah (Enric Granados, 61. 934 10 50 44), la primera heladería libanesa del Estado, impulsada por el heladero y cocinero Hugo Cantona, sobrino del icono del fútbol francés (y mundial, claro) Éric Cantona. Azah significa azahar en libanés –la flor del naranjo– y es un sabor tradicional de los helados libaneses. Cantona, nacido en Marsella, no tiene orígenes libaneses. Pero se enamoró de la heladería libanesa Bachir de París y quiso seguir ese camino exportándola a Barcelona. Es una heladería artesana: los prepara cada día en el obrador del fondo de la tienda.
El factor distintivo de Azah radica en el uso del mástique, una resina aromática que confiere al helado su característica textura gomosa, así como en la escasa incorporación de aire durante su elaboración: Cantona trabaja con un mortero de madera para desinflarlo. Según me explican en la heladería, el mástique funciona como aglutinante natural para conseguir la textura del helado. ¿Los sabores? De azahar, tomillo, agua de rosa con espliego, jazmín con albahaca o maría luisa con citronela, todas las bolas cubiertas de pistachos –otro rasgo diferencial del helado libanés– y el toque opcional de nata montada que los hace de lo más golosos. Estos son los precios: 3,9 € la bola, con un suplemento de 1,9 € por los pistachos y la nata. En realidad, son precios muy similares a otras heladerías gourmet de la ciudad.
Hay que probar las cosas, así que me acerco y pido el de azahar: bien rebozado con pistachos picados, aunque paso del topping de nata (incluido en el extra) porque quiero probar el helado, no la nata. Y realmente está bueno. Refrescante, silvestre, evita el golpe de hielo en la boca y es cremoso pero sin pasarse. Me dan a probar una cucharadita de helado de baklava –el postre turco de pistachos y pasta filo– y también me parece delicioso.
Hugo Cantona aterrizó en Barcelona en 2024 por motivos personales y profesionales. Su experiencia incluye una pizzería en Lisboa y una formación continuada con el maestro heladero Albert Roca. Con Azah importa un concepto gastronómico nuevo y exitoso—"muy auténtico", aseguran los libaneses que lo han probado— a una ciudad, Barcelona, que tiene casi de todo. Y eso no es poca cosa.
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