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La plaza de Sant Just es un pequeño oasis en medio del Barrio Gótico. Detrás de las riadas de gente que pasan por la plaza Sant Jaume y la calle Ferran está este pequeño refugio con unas escaleras que suben hacia una preciosa iglesia gótica, la de los Màrtirs Sant Just i Pastor. Si alzáis la cabeza, sobre la puerta veréis una Moreneta, como la de Montserrat. Y si hacéis un giro de 180 grados, os llamará la atención un precioso palacio que destaca entre el resto de casas de la plaza. Sus paredes están llenas de esgrafiados con pájaros, ángeles, flores y hojas, data de 1770 y lleva el nombre de Palacio Moxó.

Pero, ¿cómo es por dentro este palacio? El edificio tiene una planta baja (donde estaban las caballerizas y los establos), un entresuelo y tres plantas: la primera, que es la planta noble, y dos pisos más. Se accede por una gran portalada de madera que da a la plaza de Sant Just y, una vez dentro, se puede subir por unas escaleras que rodean el patio descubierto alrededor del cual se articulan las estancias.

El interior del palacio, tras una reforma de la mano de TdB Architects, se ha convertido en salas para eventos y apartamentos de lujo. A pesar de este cambio de uso, de residencia privada a espacio privado para fiestas de alto standing, el palacio no ha perdido su esencia barroca, porque muchos de los elementos arquitectónicos y decorativos del edificio están protegidos. Os los explicamos.

Al traspasar el umbral podréis ver el antiguo comedor de la familia: un salón rectangular, reformado en el siglo XIX, con una galería de cuatro arcos abiertos hacia el patio de caballerizas del Palacio. La norma general de este palacio siempre será la misma: ¡mirad el techo, por favor! El de la Sala Rocabert es de molduras de madera trabajadísimas, que contrastan con el suelo de madera maciza de nogal y resaltan la chimenea de inspiración neoclásica.

Ahora bien, para alucinar con los techos hay que ir a la Sala Sant Mori, la que había sido la gran sala de baile de los Moxó y uno de los mayores tesoros del Palacio. Se trata de un salón rococó con un techo del siglo XVIII que es un estallido de colores y escenas de todo tipo.

En el centro se dibuja la rueda del horóscopo, que queda rodeada de alegorías de las estaciones del año y referencias a las artes, la ciencia, la astronomía, la geometría, la música o la literatura. Es uno de esos techos que mirarías horas y horas sin preocuparte por coger tortícolis.

Y de este salón, se entra en la sala Montcortés, una estancia rectangular abierta a la plaza de Sant Just con grandes ventanales que dan a balcones, desde los cuales se puede observar la iglesia de los Màrtirs Sant Just i Pastor desde un ángulo privilegiadísimo. Aquí, los techos y las paredes tienen dibujadas cenefas de motivos vegetales y molduras doradas, de las que cuelgan guirnaldas.

Es una sala de gran belleza que servía originariamente para las actividades sociales de la familia Moxó, y tiene una chimenea de mármol con detalles de carpintería originales. Al lado, hay una pequeña sala que antes era el dormitorio noble, del cual aún se conserva el arco de triunfo que separaba la antesala y la antigua alcoba, un tesoro del XVIII que se ha conservado hasta la actualidad. Desde la cámara, se puede acceder a un espacio minúsculo cuyo techo también merece la pena contemplar: la bóveda de crucería nos indica que estamos dentro de la antigua capilla del palacio.

¿Quiénes eran los Moxó y qué pasó con la familia propietaria del Palacio?
Los Moxó eran la familia que fue a parar a ese lugar hacia 1775, pero el Palacio había pertenecido antes a otras familias. Los Moxó eran vbrones de Montcortés y, después, fueron Marqueses de Sant Mori, y su presencia en este edificio barroco se ha extendido desde finales del XVIII hasta 2017, cuando Inés Moxó decidió ponerlo a la venta. El Ayuntamiento de Barcelona no ejerció el derecho de tanteo y el palacio acabó en manos del empresario mexicano Eduardo Rallón, que lo ha transformado en viviendas de lujo.

En su web, la empresa que gestiona el edificio, Mercer Residences Barcelona, explica que “durante más de 300 años la influyente familia Moxó abrió los salones y los patios de su residencia para ofrecer recepciones a la alta sociedad de Barcelona y a personalidades extranjeras que la visitaban". Ahora, el Palacio ofrece 5 viviendas exclusivas de alto standing (dúplex independientes de 140 a 260 m² con 2 o 3 habitaciones) y espacios para eventos de lujo en este edificio lleno de valor patrimonial.
