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Hemos escuchado todos los capítulos del podcast y nos hemos sentado delante del televisor, semana tras semana, para ver cómo Carles Porta nos relata los crímenes más misteriosos, complicados y sorprendentes de Cataluña. Pero, ¿y si pudiéramos convertirnos en investigadores de los relatos más oscuros de nuestra sociedad? El Palau Robert lo hace posible con una exposición inmersiva que se podrá visitar hasta el 10 de abril.
La muestra es un recorrido inmersivo por los casos más recientes de la crónica negra del país. Se centra sobre todo en aquellos casos que se han convertido en capítulos del programa de televisión 'Crims' y, además, ofrece a los visitantes experiencias físicas e interactivas, que les permiten interactuar con los distintos casos. De hecho, la exposición invita al público a insertarse en los tres puntos de vista que siempre están presentes en 'Crims': el del entorno de las víctimas, el de los criminales y el de quienes los investigan. Así, la muestra va en consonancia con la voluntad del programa de hacer comprensibles los misterios de la mente humana.
Tras ser recibidos por un Carles Porta sentado en el estudio de Catalunya Ràdio -la oscuridad tras el cristal nos indica que son horas intempestivas-, los visitantes pasan a la primera sala de la muestra, dedicada a entender el funcionamiento de la mente de un asesino. Decorada como un salón de los setenta, la habitación tiene diferentes ventanas en las que se pueden ver las motivaciones, las pulsiones y los intereses de los homicidas, que responden a la pregunta que estructura el programa: ¿Por qué matamos?
El siguiente turno es para la sala de las víctimas. Antes, sin embargo, la exposición te lleva por un pasillo que recrea una habitación de reconocimiento policial. Es el punto de encuentro entre el mundo de los asesinos -que nos muestra la primera sala- y la vida de las víctimas y sus familiares, protagonistas del próximo espacio.
Esta sala está dedicada al impacto que un asesinato tiene por el entorno de la víctima: sean los familiares más cercanos o los conocidos más esporádicos. Diseñada como un pantano en el momento de la puesta de sol, la habitación dedicada a las víctimas quiere poner sobre la mesa el sufrimiento y el silencio de las personas que han vivido un crimen cerca de él, a menudo olvidadas por la administración, la justicia y los medios.
La siguiente sala de transición es la icónica habitación de interrogatorios que hemos visto en cualquier película de asesinatos. Una mesa, dos sillas y unas esposas están a disposición de los visitantes, que pueden recrear un interrogatorio policial o mirárselo desde el doble cristal tintado que hay siempre en estas salas, y que esconde a los demás investigadores de ser vistos por el interrogado.
Y después de esta sala aterrizamos de lleno en el escenario de las investigaciones policiales. Una pared de corcho llena de mapas, fotografías, bocetos y listas conectadas por hilos de colores preside la sala en la que trabajan los investigadores. Allí hay información de varios casos reales del programa y también una larga tabla llena de instrumentos que utilizan los policías: pruebas para las huellas dactilares, documentación forense, pruebas de los crímenes y fotografías de los sospechosos. También hay una instalación que hace referencia a los pinchazos telefónicos y un espacio bastante impactante: la recreación de una mesa forense.
El público llega al final de la muestra, donde existe una pantalla interactiva donde conocer todos los datos de los crímenes reales ocurridos en Catalunya. Ah, y también podrán entrar en la habitación oculta de la exposición, eso sí, solamente si han ganado el juego de pistas interactivo -accesible a través de un código QR- que invita al visitante a resolver enigmas escondidos en todas las salas de la muestra.
Así pues, la exposición convierte al público en parte de la investigación y la resolución de los episodios más comentados de Crímenes. De hecho, el propio Carles Porta considera que la exposición tiene un valor añadir, que consistirá en “tocar, ver y oír las cosas”.
Organizada por la Dirección General de Difusión e ideada y ejecutada por la compañía Zoopa bajo las indicaciones del propio Carles Porta, la exposición ocupará el segundo piso de Palau Robert y se podrá visitar hasta enero del 2023 y, mientras dure, se realizarán visitas guiadas y mesas redondas relacionadas con la temática policíaca.