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Hace unos días el Ayuntamiento de Barcelona publicó la Encuesta de Servicios Municipales de Barcelona en la que, aunque los vecinos y vecinas de Barcelona puntuaron con un notable la satisfacción de vivir en la ciudad, también expresaron sus principales preocupaciones. Además del acceso a la vivienda, estas incluyen la limpieza de las calles y la inseguridad que sienten mientras pasean por estas. Teniendo en cuenta estos resultados, el gobierno de Jaume Collboni ha anunciado que endurecerá las sanciones ya existentes para combatir los actos incívicos. Este aumento será del 55% y se pondrán en funcionamiento a partir de agosto.
Actos como orinar en la calle pasará de ser 200 euros de multa a 300; hacer pintadas en edificios públicos pasará de 300 a 500 euros, una sanción que puede llegar a 600 si se trata de edificios patrimoniales. La encargada de vigilar que las sanciones se impongan rigurosamente será la Guardia Urbana que, como ha asegurado el teniente de la alcaldía de Seguridad, Albert Batlle, serán "muy exigentes". Estas nuevas medidas pretenden reforzar y ampliar el mantenimiento, contribuir a mejorar la convivencia y garantizar el civismo en la ciudad.
Además del encarecimiento de las sanciones, Collboni también ha anunciado un plan de limpieza de la ciudad, que consistirá en eliminar un gran número de pintadas del espacio público, reforzar la limpieza 'rápida' en los barrios, aumentando el número de equipos de trabajadores, así como la limpieza de distintos parques de Barcelona y la ampliación de controles de plagas. Este plan tiene previsto terminar en abril de 2024, donde se evaluarán los resultados obtenidos.