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Hace 25 o 30 años, la calle Tallers era el paraíso de las tiendas de discos y guitarras, el Shangri-La de los melómanos de Barcelona, y hoy lo es de las tiendas de ropa de segunda mano. Cae la pieza de dominó más emblemática de esta vía tan querida por los amantes de la cultura y la coctelería: Discos Revolver, en el número 13 de Tallers, acaba de anunciar mediante un comunicado en Facebook que cierra.
"Empezamos nuestro camino en diciembre de 1991 y ha sido un largo camino que llega a su fin. Gracias a todos por vuestro apoyo durante todos estos años", dice el comunicado que ha aparecido en la puerta, junto a la información de que durante todo el mes de julio habrá un 30 % de descuento en material nuevo y un 40 % en segunda mano.
Ese descuento también incluye las camisetas. Me lo cuenta Núria Arso, cajera de la tienda. "Cerraremos esta semana o como mucho la semana que viene, hasta que quede stock". ¿El motivo del cierre? "La caída de ventas no se ha podido aguantar. Ya somos cuatro gatos, ahora, en toda Barcelona", dice con tristeza. Arso, eso sí, asegura que Revolver Records, justo en la esquina de enfrente, en Tallers 11, "funciona muy bien y no corre peligro".
Revolver Records, la tienda hermana de enfrente, no corre peligro.
Discos Revolver fue fundada por Alfons Sureda y Jesús Moreno en 1991 y pronto se convirtió en uno de los puntos clave de la calle de las tiendas de discos. A finales de los 90, Moreno abrió Revolver Records, en la acera de enfrente, conocida durante muchos años como "la Revolver pequeña". Sureda murió en enero de 2023. Ahora, Moreno y otros socios han decidido cerrar el primer comercio ("la Revolver roja", como la llaman los aficionados) para concentrarse en Revolver Records (estuve el pasado sábado y no parece que el negocio esté en riesgo: mucha gente joven comprando vinilos y CDs, incluida mi hija).
Con Discos Revolver no solo se pierde una tienda de música espléndida y a precios razonables, tanto de novedades como de segunda mano: también tienen una nutrida sección de libros musicales, venta física de entradas y se ha convertido en una chincheta de la resistencia de la cultura rock en una ciudad, Barcelona, que ignora el género (salvo el espejismo de las multitudes que van a ver a Springsteen).
Quedarán para el recuerdo el concierto de bolsillo que ofreció Wilco en junio de 2012 por el Record Store Day, cómo sirvió de refugio durante los atentados de La Rambla en 2017, y la innumerable lista de VIPs que han comprado allí, entre ellos Eddie Vedder o el entonces presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (que se llevó un vinilo de Queens of the Stone Age hace dos Navidades).
Por cierto, me queda una duda que nadie responderá. La propiedad escribe Revolver sin tilde. Y supongo que debe de ser porque lo que uno hace allí es mirar y revolver a placer. ¡Despedíos como se merece!
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