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Egipto en Barcelona: una fascinación que hace siglos que dura

La exposición 'UDJAT: El exotismo del antiguo Egipto en Barcelona' explica la atracción de la sociedad barcelonesa por el Antiguo Egipto

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
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La fascinación que ejerce el antiguo en Egipto en Occidente es innegable: los descubrimientos arqueológicos del siglo XIX contribuyeron a fijar una fascinación por la grandilocuencia de las pirámides y los templos, la escritura de apariencia misteriosa o los ritos funerarios que parecen ocultar secretos esotéricos. La exposición 'UDJAT: El exotismo del antiguo Egipto en Barcelona' –que estará en el Museu Etnològic i de les Cultures del Món de la calle Moncada hasta el 21 de junio–, documenta y analiza el embrujo que el Antiguo Egipto ejerció en la sociedad barcelonesa de entonces, que llenó de vestigios artísticos y arquitectónicos nuestra ciudad y que todavía tenemos a pie de calle. Veamos cinco piezas.

1. El Arca de la Alianza de Sant Just
En el corazón del barrio Gótico se esconde una Arca de la Alianza como la de Indiana Jones. Pero no es milenaria ni tiene poderes destructores. La diseñó un joven Josep Vilaseca (1848-1910), mucho antes que fuera el arquitecto del Arco del Triunfo. Al parecer, la iglesia de Sant Just se la encargó al entonces estudiante de arquitectura alrededor del 1880: por aquella época, las iglesias competían en altares espectaculares, con el objetivo de atraer más feligreses, claro. Fue descubierta por casualidad el año 2016, oculta en una capilla de la segunda planta del edificio desde hacía casi un siglo: ¡la escalera de acceso fue tapiada en 1923!

Arca de l'Aliança de l'Esglèsia de Sant Just
Foto: ICUBArca de l'Aliança de l'Esglèsia de Sant Just

2. Aída en Barcelona
La fina línea que separa el arte de propaganda la encontramos en la ópera 'Aída'; la obra magna de Verdi en realidad formaba parte de una estrategia propagandística, puesto que fue un encargo del virrey egipcio, Isma'il Pasha, con el objetivo de difundir el legado cultural egipcio y mostrar al mundo el ingreso del país en la modernidad. Se estrenó en 1871 en el Cairo, y en 1876 llegó a Barcelona, primero al Teatre Principal, y un año después a su rival, el Liceu.

Teatrí de la primera representació d''Aïda' a Barcelona
Foto: ICUBTeatrí de la primera representació d''Aïda' a Barcelona

Podremos ver los teatrines originales de la representación de 'Aída' en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona de 1877, obra del escenógrafo Francesc Soler i Rovirosa, así como los colgantes diseñados por Francesc Viñas, que llevaba el personaje de Radamés.

Penjoll de l'òpera 'Aïda', de 1877

3. Cementerios egipcios aquí mismo
El campo en el que el imaginario egipcio encontró más desarrollo en Barcelona fue, sin duda, en la arquitectura funeraria. El cementerio extramuros más antiguo de España fue el primer cementerio del Poblenou, construido el año 1775 y demolido en 1813. En su segunda versión, de finales del siglo XIX, el arquitecto italiano Antonio Ginesi –que conocía perfectamente Egipto de primera mano– construyó una fachada frontal con dos pirámides, así como un gran disco solar egipcio en la capilla del cementerio.

Fotografia de 1889 de la façana del cementiri de Poblenou
Foto: ICUBFotografia de 1889 de la façana del cementiri de Poblenou

Por no hablar del cementerio favorito de la burguesía barcelonesa, el cementerio de Montjuïc, donde las familias más ricas de Barcelona fueron levantando sus panteones familiares, encargados a prestigiosos arquitectos de la época, y de inspiración claramente egipcia. Como este monumental obelisco: es el mausoleo familiar de Leandre Albareda, autor del proyecto general del Cementerio, erigido en 1889.

Panteó Albareda
Foto: Enric Gracia MolinaPanteó Albareda
4. Burgueses viendo momias
Otro vínculo de la burguesía barcelonesa con el Antiguo Egipto era el viaje: un espacio de socialización y de preservación del estatus de la burguesía, antes de que se convirtiera en cultura de masas. A principios del siglo XX, ya se hacían viajes organizados a Egipto, mediante agencias internacionales, como Cook –¡el gigante que quebró en 2019!– y se alojaban en hoteles como el Winter Palace, en Luxor. El viaje a Egipto constituía un signo de distinción social que acabará conformando un género literario y fotográfico que definirá una geografía de lugares y, a la vez, creará el imaginario exótico que justificará la visita de los magnates barceloneses. Lo encontraréis documentado aquí con fotos y libros de viajes.
Burgesia catalana davant l'esfinx
Foto: ICUBBurgesia catalana davant l'esfinx

5. El ojo de Horus, omnipresente
La 'egiptomanía' pervive en el goteo de imágenes publicitarias inspiradas en divinidades del antiguo Egipto. Y es curioso ver cómo en nuestra época el ojo de Horus o Udjat ha acabado sustituyendo al sol alado que cautivó la imaginación de nuestros antepasados del siglo XIX. En Barcelona, Udjat representa desde una tienda de artesanía de importación (SS ARTE), a una empresa de reformas (Amon-Ra) o al Centro de Oftalmología Barraquer. En esta exposición se explican su origen mitológico, el sentido de su iconografía, las propiedades mágicas que le atribuían los antiguos egipcios, así como las funciones prácticas que tenía, para acabar aconteciendo un recurso publicitario.

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