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Estas tardes huelen a fresa, bergamota y aventura. En el siglo XVIII, el Grand Tour era un viaje iniciático que los jóvenes de buena familia hacían por Europa para enriquecerse culturalmente antes de volver a casa y encargarse del patrimonio familiar. El Mandarin Oriental, Barcelona toma esa idea y la convierte en una ruta pastelera de cinco etapas que se puede hacer sin maletas y con el estómago contento.
Hasta el 9 de septiembre, el restaurante Blanc sirve un Afternoon Tea de alto nivel —el Grand Tour Europeo— ideado por el chef pastelero Josep Esturi. Él es el guía de este viaje por cinco ciudades emblemáticas a través de cinco postres individuales que conectan sabor, memoria y territorio: Barcelona, Londres, París, Zúrich y el Lago de Como.

La parada local es un homenaje con acento emocional: una tartaleta de fresas con nata y chantilly de vainilla. Un clásico que aquí nos recuerda a las meriendas de primavera y, en el Reino Unido, al glamour de Wimbledon. "Es un sabor universal", dice el jefe de pastelería Josep Esturi, que ha desarrollado todas las recetas desde Barcelona.
Después, el viaje se vuelve más internacional: una mousse de lima y cremoso de limón con té Earl Grey nos traslada a Londres; un macaron de chocolate y vainilla hecho con un molde cedido por Miquel Guarro, a París; una mousse de queso suizo con nueces y miel evoca los Alpes suizos; y un tiramisú clásico pero reinterpretado —con una receta secreta del equipo con raíces italo-argentinas— hace parada en el Lago de Como.
Cada pieza cuesta 9 euros y se puede probar de forma individual o como parte del conjunto del Afternoon Tea, que incluye té seleccionado y la posibilidad de hacer todo el recorrido en una sola tarde. No hace falta hacer cola en el aeropuerto: solo hay que tener ganas de dulce y dejarse llevar.
Con esta propuesta, el Mandarin reafirma su compromiso con la alta pastelería como lenguaje contemporáneo. No es la primera vez: ya ha acogido a nombres como Lluc Crusellas, Raúl Bernal o Sofía Janer. Ahora, con este Grand Tour dulce, el viaje empieza en la boca y acaba en el recuerdo.
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