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Este es el pastel de queso artesano que triunfa en Instagram y que se encarga por Whatsapp

Los cheesecakes de Jon García son una revolución. Desde un pequeño obrador en Gràcia cocina casi 400 pasteles a la semana

Escrito por
Erica Aspas
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La historia de Jon García, conocido en las redes como Jon Cake, es de las que demuestran que no hay que tener miedo a cambiar de vida. Jon es ingeniero aeronáutico y hace dos años que decidió dejar su trabajo y ponerse a estudiar cocina en la escuela Bellart de Barcelona. Hizo las prácticas en La Tasqueria, con una estrella Michelín, después en el Lera –con dos Soles Repsol– y las remató en el Celler de Can Roca. En agosto del año pasado se fue a trabajar a Casa Garras, en Euskadi, pero el negocio tuvo que cerrar a causa de la pandemia.

Con un cambio de vida drástico y sin trabajo, no se quedó de brazos cruzados y decidió que encontraría la receta perfecta del auténtico cheesecake. Era noviembre y los primeros pasteles de queso los vendía entre los amigos, pero no era suficiente. Consciente del poder de las redes se trabajó con mimo su cuenta de Instagram, trabajó con algunos 'foodies' y poco a poco se dio a conocer. Lo que ha sucedido después es que ha pasado de tener mil seguidores a más de 10.000 en mes y medio, y de hacer unos 70-80 pasteles a la semana en diciembre a hacer más de 70 al día ahora mismo. Un boom delicioso que no es una estrategia de marketing, ¡es que sus pasteles están buenísimos!

Jon empezó solo en la cocina y ahora el equipo ha crecido "pero quiero mantener la esencia y hacer un pastel artesano". Todo desde un pequeño obrador compartido donde la necesidad de tener más espacio empieza a ser evidente. La progresión es impactante: "la primera semana de febrero hacía 200 pasteles a la semana; la segunda semana de febrero despachábamos 280; la tercera semana pasamos a 315 y esta última semana de febrero ya hicimos 390 pasteles", explica. "Esto son encargos hechos, la realidad es que nos entran unas 600 peticiones".

Pastís de formatge especial de Jon Cake
Foto: Jon Cake

¿Qué prepara Jon? Pues cinco variedades de pasteles fijas: la clásica (auténtico sabor a queso), la azul ("la más cañera"), la de cabra, la de queso Idiazábal (ahumada y con un sabor fuerte) y la de chocolate. Cada dos semanas incorpora una variedad nueva, por ejemplo un pastel de camembert, de quesos gallegos, de tiramisú, de té matcha, con cacahuete... Y todo en diferentes tamaños y precios: pequeño (2-3 personas, por 12 euros), mediana (4-6 personas, 20 euros) y grande (8-12 personas, 30 euros).

Hasta que el 10 de mayo no abra su propia tienda en la calle Assaonadros, 29, en el Born, la manera de conseguir uno de sus pasteles sigue siendo a través de Whatsapp y desde hace poco a través de su web y con una semana de antelación como mínimo.  Podéis escoger entre el servicio a domicilio –con un pequeño recargo– o pasarlo a recoger por el obrador de la calle Riera de Sant Miquel.

Lo que diferencia los cheescakes de Jon de otros es que no se comen fríos, sino a unos 25-30º, por eso siempre dice que, si es para comérselo ese mismo día, el pastel no debe entrar en la nevera y mucho menos en el congelador. Si, por cualquier motivo, tenéis que refrigerarlo, seguid sus indicaciones y os lo comeréis con todas las garantías de sabor y textura. 

Si no podéis esperar una semana para probarlos, podéis comprar porciones durante toda la semana en Dolç&Taíno Cooking Lab (Riera de Sant Miquel, 79) y los viernes y sábados en la Formatgeria Elisa (La Rambla, 91).

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