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Este hospital del siglo XVI abre al público como uno de los espacios de arte más singulares de Barcelona

La colección Casacuberta Marsans ha transformado el edificio en su sede, que ahora solo se puede visitar con reserva previa

Con el apoyo de Ayuntamiento de Barcelona
Hospital de Sant Saver
Sant Saver | Hospital de Sant Saver
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Serpenteando por las calles del Gótico, entre los escaparates de las tiendas de souvenirs y la cantinela de los guías turísticos, es probable que no te fijes en este edificio. En la calle de la Palla hay un antiguo hospital del siglo XVI: si cruzas su umbral, es fácil olvidar el bullicio del centro de Barcelona y quedar suspendido en el tiempo gracias a la belleza del espacio y a la singularidad de las obras de arte que esconde. Eso sí, no se puede hacer cualquier día. Entrar en el Hospital de Sant Sever solo es posible con reserva previa.

Te lo contamos. Aunque el edificio se fundó para atender a los clérigos enfermos sin recursos de la ciudad de Barcelona, el hospital ha pasado por varias manos y ahora tiene una función muy distinta: es la sede de la Colección Casacuberta Marsans, una colección de arte hispánico, sobre todo de época gótica y del siglo XX. En total, alberga 300 obras de arte entre pinturas, esculturas, cerámicas y objetos litúrgicos, distribuidos en los 600 metros cuadrados de este antiguo hospital, que cuenta con diferentes dependencias, una capilla, una sacristía y una cripta.

Hospital de Sant Saver
Sant SaverHospital de Sant Saver

“Nosotros te abrimos la puerta para ver la colección privada de una familia, pero apostando por una visita de calidad, siendo conscientes de que no somos un museo, sino un espacio privado con especificidades propias”, explica Daniel Tulloch, asistente de Coordinación de la Colección. La visita guiada tiene puntos fuertes: el hecho de que el espacio no esté abierto al público hace que no sea necesario cubrir las obras con cristal (“es medio centímetro, ¡pero te aleja kilómetros de la pintura!”, asegura Tulloch) y permite una experiencia cercana con la obra de arte, mediada por la figura de un profesional que acorta la distancia entre la obra y el espectador.

Quien decida apuntarse a estas visitas (que se ofrecen en la web del Hospital de Sant Sever y tienen un precio de quince euros) podrá conocer la historia del arte hispánico a través de una selección de piezas del matrimonio Fernando Casacuberta y Coty Marsans, que van desde el arte románico hasta el cambio de siglo, pasando por obras de los siglos XVI y XVII. Destaca el Tríptico de la Lamentación del Maestro de la Leyenda de Santa Lucía, una pieza en excelente estado de conservación que permite observar el nivel de detallismo y preciosismo que alcanzó la pintura hispanoflamenca, pero también obras de Ramon Casas, como el retrato psicológico que hizo a su hermana cuando esta quedó viuda. La colección está llena de otros nombres reconocidos como Regoyos, Zuloaga, Rusiñol, Nonell, Gimeno o María Blanchard.

Hospital de Sant Saver
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Transformar un antiguo hospital en un espacio expositivo

La visita merece la pena, pero no solo por la calidad de las piezas. Tal como indica Daniel Tulloch, “es una visita dual, del continente y del contenido, y por tanto no solo puedes ver las pinturas, sino conocer cómo era por dentro un hospital medieval del siglo XVI”. Este singular edificio fue recuperado del abandono por los coleccionistas, que lo pusieron en manos del estudio de arquitectura Garcés-de Seta-Bonet, autores del Museo Picasso. El estudio se encargó de convertirlo en un espacio expositivo manteniendo la memoria del antiguo hospital, cosa que no puede decirse de otros propietarios: en 2009 se paralizaron unas obras que querían convertir Sant Sever en un hotel de lujo y transformar la cripta en un spa.

El edificio, fundado en 1412 por mosén Jaume Aldomà, tuvo un uso asistencial exclusivamente para los sacerdotes sin recursos del obispado de Barcelona durante más de 500 años. Después de la Guerra Civil, tuvo otros usos, pero fue degradándose hasta el punto de que algunos de los elementos más característicos del edificio empezaban a estar en peligro. Gracias a la reforma, el hospital aún conserva elementos arquitectónicos de valor, como la hornacina en forma de serliana de la fachada renacentista, visible desde la calle. Y también el magnífico claustro del hospital, que según Tulloch es “la joya de la corona arquitectónica” y donde también se encuentra “el hospital del hospital”, el taller de restauración donde se cuidan las obras de arte del Hospital de Sant Sever.

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