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Franca (Roger de Llúria, 46. 937 21 41 09) lleva algo más de un par de meses abierto en una discretísima esquina del Eixample. Dentro, un precioso local -qué techos, qué bóveda catalana- donde Fran Baixas, Gianmarco Greci y Joshua McCarty cada noche despliegan su cocina. Mal lugar, eso sí, para quienes necesiten etiquetar un restaurante porque la cosa no está nada fácil en Franca. ¿Cocina tradicional inventada? Es lo que abanderan ellos. Una definición suficientemente original y ambigua como para que cada cual la interprete a su gusto.
¿Platos que podrían haber existido? ¿Una carta que busca las conexiones de su recetario tradicional mirando fuera?, se pregunta en voz alta Fran Baixas. La ensalada de escudella que sirven desde el primer día y que es ya casi un temprano clásico de esta joven casa, es un buen ejemplo de las ideas y las preguntas que manejan.
Carnes, garbanzos y verduras tibias, en su punto perfecto de cocción, y cortadas para que sean de bocado, se acompañan con unas hojas de lechuga crocantes para refrescar, y todo con una salsa donde manda la mostaza. Original y rico. Y ahora que se lleva reivindicar la escudella, es muy apropiado para poder hacerlo también cuando apriete el calor.
¿Y el nombre? Franca de sincera, de lengua franca por la mezcla de catalán e inglés que se da entre los tres socios, y franca también por esas zonas portuarias sin fronteras y donde no rigen las normas locales. Que cada uno elija la que más le guste, pero, eso sí, mientras duren que no se vaya de aquí sin probar los espárragos frescos que se sirven con calçots del año pasado, asados y mantenidos en conserva. ¿Original? En realidad, se ha hecho toda la vida, aunque no sea habitual encontrarlo en las cartas.
Muy interesante también el trabajo con las acelgas en escabeche, algunas rebozadas. Más que tempura, fritura como un pollo frito, corrige McCarty, al frente de la cocina. Baixas y Greci, que pasaron por Mugaritz, se mueven más en sala y él se ocupa también de la interesante carta de vinos, con la mirada puesta sobre todo en Cataluña, sur de Francia e Italia, buscando cierta mediterraneidad más allá, de nuevo, de etiquetas naturales o tradicionales.
Además de los entrantes -con una sección de despensa y otra más marcada por la temporada- en la carta la pasta en su vertiente más catalana también tiene apartado propio, con platos como una sopa de pescado al estilo bullabesa o un plato de fideos con picada, ahora mismo.
Pero una de las estrellas de la casa son los principales que describen como "la mesa llena": una carne o pescado y varios acompañamientos que llegan juntos y pensados para pedir y compartir a mesa completa, a partir de dos comensales. Sí, como el arroz. El ticket medio se mueve sobre los 60 euros y aunque por ahora solo abren por las noches –de martes a sábado, de 20 a 24 h– ya trabajan en una propuesta para los mediodías.
En una Barcelona con muchas aperturas casi clónicas en decoración, carta y discurso, Franca se sale del guion con una cocina que, a base de revisitar la tradición, resulta sugerente y original. Ya es más de lo que se puede decir de muchos.
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