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Han pasado 13 años desde que Juan Carlos Fresnadillo (Santa Cruz de Tenerife, 1967) presentó su anterior largometraje, 'Intruders'. Era el tercero de una carrera que jamás ha transcurrido por los cauces habituales: cuando su cortometraje 'Esposados' (1996) fue nominado al Oscar, era toda una rareza que el cine español llegara a la gran fiesta de Hollywood fuera de la categoría de Película de Habla No Inglesa. Él lo consiguió, y enseguida empezó a escuchar cantos de sirena con ofertas más allá de nuestras fronteras.
Tardó cinco años en presentar su primer largo, 'Intacto' (2001). Después se apuntó al cine de zombis con '28 semanas después' (2007), secuela de 28 días después que era tan buena como el original de Danny Boyle y Alex Garland. Y, en 2011 presentó 'Intruders'. Fresnadillo se instaló en Los Ángeles, trabajó en algunas series ('Falling water', 'Salvation') y se mezcló en algunos proyectos que no fructificaron, como un remake de 'Los inmortales' o una nueva versión de 'Cementerio de animales', de Stephen King.
Millie fue muy valiente porque aceptó el reto de tener la cámara muy pegada
“Es curioso porque la gente piensa que yo estaba desaparecido, pero en realidad he estado trabajando como un loco. Me fui a vivir a Estados Unidos y me metí en la aventura de hacer televisión mientras preparaba otros proyectos que, por una razón u otra, finalmente acabaron por no salir. Hasta que hace cinco años apareció la oportunidad de rodar 'Damsel'. Y está siendo muy emocionante empezar a compartirla con el público y volver a estrenar una película después de tanto tiempo”, nos confiesa Fresnadillo.
La película en cuestión, desde hoy 8 de marzo disponible en Netflix, nos presenta una trepidante y oscura aventura de supervivencia con dragones asesinos, reinos mágicos, y mujeres empoderadas, que cuenta con un reparto estelar encabezado por Millie Bobby Brown (la Eleven de 'Stranger things'), Robin Wright y Angela Basset.
La película comienza avisándonos que no vamos a ver el cuento de hadas que cualquiera puede esperar... ¿Tergiversar un concepto clásico es la única forma de acercarse a un público joven?
Cuando me leí el guion sentí que, precisamente, lo más interesante era la capacidad de revisión y de actualidad que tenía coger un cuento clásico y darle la vuelta, y convertir la historia en algo mucho más moderno. Acercarla a un público joven tenía que ver con huir de ciertos estereotipos en los que siempre nos hemos movido, y con comunicar algo mucho más cercano a los nuevos valores culturales y sociales que son los que habitan nuestro tiempo.
En ese sentido, la damisela del título tiene poco que ver con esos personajes femeninos que esperan a una figura masculina que las salve. Ya se salvan ellas solitas...
Absolutamente y además creo que esa forma de buscar que tu fuerza interior es lo único que te puede salvar en una situación tan extrema como la que vive la protagonista no solo apela a la visión que tenemos a día de hoy de la posición de la mujer en nuestro tiempo. Creo que también va a resonar en todo tipo de público, porque el viaje del personaje tiene que ver un poco con una cierta independencia, con una historia de crecimiento y de asumir ser un adulto como un lugar complicado que al final merece la pena. Todo el sacrificio y el sufrimiento que tiene que pasar acaba valiendo la pena. Y en su viaje de supervivencia, vemos cómo la protagonista pasa de ser casi una niña a convertirse en una mujer empoderada con capacidad para enfrentarse a cualquier tipo de situación.
Puede estar saltando, riendo, completamente distraída, y al oír la voz de acción se enfoca de una manera mágica
¿Cómo consigue un director dejar huella en un proyecto tan gigantesco, con un tanque como Netflix y con una protagonista que también es productora, y tan mediática, como Millie Bobby Brown?
La clave para no perderse en un engranaje tan grande y tan complicado como este es tenerlo todo muy bien prepararlo. La preproducción es fundamental. Se trata de tener muchas conversaciones previas, de diseñar cada detalle con mucha precisión. Concretando en el trabajo con Millie, fue fundamental hablar mucho y ensayar antes de empezar a rodar: ahí pudimos acordar una visión del personaje, y yo creo que pude transmitirle la importancia de que el espectador viajara con ella durante la película. Creo que, en ese sentido, Millie fue muy valiente porque aceptó el reto de tener la cámara muy pegada a ella, incluso en las escenas de acción, lo que implicaba que tuviera que abordar gran parte del trabajo que suelen hacer los especialistas. Toda ese trabajo previo ayuda mucho a aportar una visión. Y también a que todo ese equipo tan grande reme en una misma dirección.
¿Qué tiene Millie para conectar tanto con el público?
Piensa que Millie lleva actuando desde los 10 años, y acaba de cumplir 20, con lo que tiene ya mucha experiencia en este tipo de producciones tan gigantescas. Es mucho tiempo trabajando sin parar. Una de las cosas más extraordinarias que sentí con ella, dirigiéndola de forma tan cercana, es su capacidad de estar en el momento [chasquea los dedos], esa especie de cualidad que tienen los grandes actores: puede estar saltando, riendo, completamente distraída, y al oír la voz de acción se enfoca de una manera mágica. El personaje está allí, aparece, y es capaz de llevarlo a lugares dramáticamente complejos en muy poco tiempo. Desde mi punto de vista, yo diría que es la mejor actriz de su generación. Millie puede trabajar en películas de acción que implican un esfuerzo físico muy grande y a la vez es capaz de transmitir emociones sutiles y muy complejas. Tiene un rango tan variado que realmente la convierte en una personalidad chispeante, de la que no puedes apartar tus ojos cuando la ves en una pantalla.
¿Y cómo se ve desde cerca a alguien que gestiona tanto poder y tanta atención siendo tan joven?
La reflexión que me lleva es que ya es capaz de hacer cualquier cosa, y soy muy optimista respecto al futuro que tiene por delante. Porque creo que es una mujer muy inteligente y tengo la impresión de que va a elegir sus trabajos y a dirigir su carrera de una forma muy clara, hacia los lugares que realmente le interesan. Creo que a pesar de su juventud se ha encaminado hacia un lugar muy personal y muy singular, y realmente creo que Millie Bobby Brown va a estar aquí por mucho tiempo.
Antes hablábamos de los 13 años que han pasado entre 'Intruders' y 'Damsel'. Con esos proyectos que se quedaron en el camino, ¿has tenido la sensación de tiempo perdido, de no haber podido hacer más cine del que has hecho?
Inevitablemente, cuando decides meterte en la industria americana, descubres que funciona de una manera radicalmente diferente a la nuestra. Hay muchos proyectos que se preparan al mismo tiempo, pero realmente son pocos los que se acaban haciendo realidad, y eso es parte del ADN de esa industria. Es algo que tienes que asumir y aceptar cuando entras en esa carrera, y es natural que pases por uno u otro proyecto frustrado antes de acabar, como ha sido en mi caso, con una película como 'Damsel'. Sabiendo que formaba parte de una industria muy volátil y muy móvil, realmente no he sentido nunca que haya perdido el tiempo. Al contrario, todas las experiencias que tuve en estos años me sirvieron para prepararme, para aprender mucho sobre cómo abordar este tipo de proyectos grandes. Y realmente creo que, de alguna forma, Damsel es el resultado final de ese tiempo que invertí en Estados Unidos.
Con tu cortometraje 'Esposados' estuviste nominado al Oscar, en un momento, el año 1996, en el que no era tan común que el cine español optara a la estatuilla. ¿Qué te pasa por el cuerpo recordando aquellos tiempos?
Me pasan varias cosas, sobre todo ante imágenes de aquella época veo a un pipiolo que estaba intentando hacer películas y que tuvo un gran golpe de fortuna en forma de aquella nominación al Oscar. Pero por encima de todo, siento muchísima satisfacción por lo que supuso aquello. Al fin y al cabo me permitió trabajar profesionalmente en esta industria y seguir adelante. Lo más curioso es que, a pesar de que ha pasado un montón de tiempo, tengo la sensación de mantener la misma curiosidad que tenía hace 30 años. Eso no me ha abandonado, y creo que es parte de mi espíritu viajero y del gusto por seguir contando historias que emocionen a la gente.