[title]
La bachata hoy está de moda (recordemos el 'Ateo' de Nathy Peluso y C. Tangana, y 'La fama' de Rosalía y The Weeknd), pero el mérito de haber popularizado este género dominicano por todo el planeta no es de otro que de Juan Luis Guerra. Leyenda de la música, venerado en toda Latinoamérica, es el tótem del merengue, como Rubén Blades lo es de la salsa, quien también actuó en el Fòrum unas horas más tarde, convirtiendo Barcelona en la capital de la música latina durante unas horas. De hecho, su tirón como cabezas de cartel hicieron de la noche del sábado la más concurrida –25.000 asistentes– de los cuatro días del Cruïlla. Y no era para menos.
El dominicano, acompañado por sus inseparables 4.40, hizo un repaso de sus más cuarenta años de carrera. Del 'Rosalía' inicial a la 'Bilirrubina' final, fue desgranando sus temas más conocidos y sonaron tan vigorizantes como cuando se lanzaron. Con un público entregado –¿quién no se sabe de pe a pa 'Burbujas de amor'?–, Juan Luis Guerra estampó su firma en unos álbumes mientras 4.40 interpretaba 'Como abeja al panal'. Cuando en la pantalla gigante se vieron las lágrimas del chico al que le entregaron los discos, la emoción se contagió por toda la explanada del Fòrum.
Para la ofensiva final, Guerra se guardó tres de sus obuses más certeros: 'A pedir su mano', 'Bachata rosa' y, claro, la 'Bilirrubina', que desató chorros de serotonina entre el público.