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La última vez que Rubén Blades cantó en Barcelona fue en el 2017, en el Poble Espanyol. En ese momento, el panameño decía que dejaba las giras, pero ayer en el Cruïlla volvió a hacer feliz al público barcelonés, también con Roberto Delgado, pero con una orquesta aún mayor –una veintena de músicos– que sonó nítida y contundente, fina como un reloj suizo. Es la big band con la que ha grabado 'Salswing!' (2021), mejor álbum en los Grammy latinos de este año. Pero la cita fue mucho más allá del disco y el panameño regaló dos horas y cuarto repletas de hits.
'Caminando', 'Decisiones', 'Pablo Pueblo', 'Ligia Elena', 'Amor y control', 'El cantante'... un buen repaso a un repertorio inmenso y a la historia de la salsa, con homenajes a Tito Puente, Héctor Lavoe y Frank Sinatra. La música de Blades –voz impecable y en plena forma– volvió a entrar por el cuerpo y el espíritu y, entre la multitud, numerosas parejas hicieron gala de su dominio del baile mientras el concierto se encaminaba al esperado 'Pedro Navaja', algo ralentizado, y a un 'Patria' final que venía a decir que la música de Blades se baila pero que es sobre todo política y social, a pesar de que nos deje siempre con una dulce sonrisa de felicidad.