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Kurimu: ¡Ochiai pone heladería!

Escrito por
Laura Galve
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Cuesta imaginar un plato donde cocina japonesa e italiana puedan ir de la mano sin parecer una amistad forzada. Si tiramos de los más conocidos de cada casa, como la pizza y el sushi, vemos que no parecen combinar muy bien en los fogones, pero la verdad es que incluso, la gastronomía más diferente es capaz de casar a la perfección. El chef japonés Takashi Ochiai presenta Kurimu, una heladería de alta cocina que combina la tradición italiana con la inspiración japonesa: ha parido una criatura cremosa y refrescante que promete hacernos salivar durante todo el año.

Kurimu se presenta como un nuevo concepto de heladería que, lejos de partir de cero, toma como referencia la excelencia y buena parte de la carta del Aula Ochiai -local hermano de la pastelería Takashi Ochiai, donde se elaboran dulces con recetas japonesas, catalanas y francesas como los 'monakas' de té 'matcha', los 'dorayakis', los 'kakigori' de fresa o el helado de sésamo negro- sumando sabores, estética y cremosidad.

Takashi, ganador del premio al Mejor Croissant de España en 2013 y galardonado en 2014 con el Premio al Mejor Maestro Pastelero otorgado por la Generalitat de Cataluña, es conocido por sus dulces de tradición japonesa en el Eixample y es líder desde hace más de tres décadas de la pastelería Ochiai. Ahora, el chef ha cumplido su sueño de crear una nueva marca de helados, que se definen por un toque elegante pero de esencia informal, elaborados con productos de temporada y sabores que van de los más clásicos como el de té matcha hasta los más exóticos como el de yuzu, jengibre o chocolate Guanaja.

La heladería Kurimu comenzó como una ilusión de Takashi, y para hacerla realidad ha contado con la ayuda de Andrea de Bellis, un chef italiano que después de haber abandonado su carrera como policía, se dedicó a lo que realmente le hacía vibrar: la repostería. Actualmente regenta la Pastelería de Bellis en Roma y ha trabajado para restaurantes como El Bulli o El Celler de Can Roca. Bellis llegó hasta las puertas de Kurimu a través de Mattiello Veneto, una asesoría con una amplia trayectoria en el desarrollo de conceptos de heladería artesanal italiana y que ha acompañando a Takashi durante la creación de su proyecto.

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