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Quiénes son los Payasos sin Fronteras, la ONG que quiere hacer reír a los niños de todo el mundo

Te contamos la historia de esta entidad sin ánimo de lucro que nació en Barcelona y que recibirá el 2% de los ingresos por las entradas del Cap Butaca Buida

Rita Roig
Escrito por
Rita Roig
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Cataluña celebrará el Sant Jordi del teatro el próximo 16 de marzo. Os lo explicábamos hace un mes, cuando oísteis hablar del proyecto 'Cap butaca buida' por primera vez, y descubristeis que ese día tendremos todos un único objetivo: llenar todas las butacas de los equipamientos culturales de la ciudad para celebrar como nunca el teatro, la danza y el circo. Pero cuidado, que si compráis una entrada para el 16 de marzo, no únicamente os estaréis sumando a esta gran jornada por las artes escénicas. También aportaréis vuestro granito de arena a una entidad que utiliza la cultura para transformar la sociedad, ya que el 2% del precio de cada entrada va destinado a 'Payasos sin fronteras'.

'Payasos sin Fronteras': de Barcelona al mundo

"¡Bona taaaadda!". Así saluda Tortell Poltrona a su público. Cuando se sorprende, grita: “¡Qué bestia!”. Seguro que habéis leído esto poniendo su voz, porque Poltrona es toda una institución del circo en nuestro país: ha impulsado el Circ-Cric y sus espectáculos han llegado a todos los pueblos de Cataluña. Y en 1993 formó parte del nacimiento de este proyecto sin ánimo de lucro que quería hacer reír a todos los niños del mundo, fueran cuales fueran sus circunstancias.

"A lo largo de treinta años y 500 expediciones, hemos recibido una respuesta que nos ha indicado que el circo sirve de algo"

'Payasos sin fronteras' es una iniciativa internacional que tiene organizaciones en 9 países distintos, pero nació en Barcelona. En 1992, los alumnos de la escuela Projecte llamaron a un payaso profesional para proponerle hacer espectáculos en los campos de refugiados de la antigua Yugoslavia, en el marco de unas jornadas por la Paz que se organizaban en la ciudad para frenar la guerra de los Balcanes. Al año siguiente, Tortell Poltrona, junto con su compañera Montserrat Trias y su Hijo, Blaï Mateu, hicieron el primer espectáculo en el campo de refugiados de Savudrija de Veli Joze, en la península de Istria. Payasos, titiriteros, bailarines, magos y músicos de España siguieron sus pasos, hasta que las expediciones traspasaron fronteras y llegó a Bélgica, Canadá, Francia, Alemania, Irlanda, Sudáfrica, Suecia y EEUU.

Y así, en 2011, nace 'Payasos sin fronteras' para coordinar las relaciones entre las organizaciones de payasos de todo el mundo. Actualmente, ya son 15 los países miembros. "Nosotros empezamos a hacer esto de forma absolutamente inconsciente", explica Tortell Poltrona, presidente y fundador de la iniciativa. Y añade que "a lo largo de 30 años y 500 expediciones, hemos recibido una respuesta que nos ha indicado que esto funciona, que sirve de algo".

Todo el mundo necesita reír

La diana de las actuaciones de 'Payasos sin fronteras' es clara: quieren mejorar la situación emocional de la infancia. Hay niños que crecen en medio de conflictos armados, guerras y catástrofes naturales, pero que también tienen derecho a reír. La entidad reivindica el humor blanco como una herramienta transformadora: "Rechazamos la comicidad agresiva, dura y provocativa", explica Poltrona, y añade que el circo es un lenguaje universal porque "es el arte que cuestiona el sentido común". El circo hace posible lo que creíamos imposible: "que los malabares no caigan, que una persona vuele o que se doble de una manera impensable", reflexiona.
"Hemos conseguido que los niños de Quibuts envíen dibujos a los niños de Gaza, y viceversa"
La fuerza del circo ha llevado a 'Payasos sin fronteras' a crear puentes entre pueblos enfrentados. “Hemos conseguido que los niños de Quibuts envíen dibujos a los niños de Gaza, y viceversa”, explica orgulloso. Parece un cuento de hadas, pero Tortell Poltrona asegura que "no es utópico", porque "los niños no son estúpidos, aquí los estúpidos son adultos". Y los niños conectan con el circo porque son quienes más en contacto están con sus emociones. "Los payasos trabajamos con las emociones humanas, y niños todavía no han aprendido a rechazarlas". Para ser payaso, dice, es necesario ser un poco pequeño. "¡Quizá por eso, en 'Payasos sin fronteras' somos un grupo de personas naíf!", ríe.

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