1. El Castell dels tres dragons
Este castillo, que podría ser de la época del Rey Arturo, fue diseñado para ser el café-restaurante de la Exposición Universal de Barcelona, en 1888. A pesar del aura medieval, el edificio de Lluís Domènech i Montaner es una muestra del modernismo catalán temprano; lo vemos en la fachada de obra vista y el uso del hierro forjado para la decoración. ¿Y cómo es que lleva ese nombre? Pues por una famosa obra de teatro satírica y caballeresca de Serafí Pitarra que se puso de moda en la ciudad mientras se levantaba el castillo. Actualmente, es el único edificio que se conserva del recinto de la Ciutadella y, aunque después de la Exposición Universal tuvo varios usos, hace ya unos años que forma parte del Museo de Ciencias Naturales y solamente pueden entrar allí sus trabajadores.