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¡Barcelona extrema!

Nos sumergimos en los rincones más extremos de la ciudad en busca de emociones fuertes. Bienvenidos a la Barcelona más radical. ¡Si os hacéis daño es vuestro problema!

Escrito por
Time Out Barcelona Editors
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Barcelona para hacer el animal, Barcelona extrema en sensaciones. Este es el objetivo. Hay algunas normas que hay que tener en cuenta. Primera norma: nada de lo que os proponemos es ilegal. Segunda norma: no son actividades para hacer con niños. Tercera norma: la selección es subjetiva, la elabora un servidor. Y un servidor considera que, por ejemplo, apuntarse a un club de cannabis y fumar porros durante 24 horas no es una experiencia extrema; tampoco lo es nadar en la pecera de los tiburones bien alimentados y atontados del Aquàrium. Cuarta norma: no hay más normas.

Hay pocas sensaciones más liberadoras que dejarse dar de ostias. No es broma. La tensión desaparece, perdéis la noción del yo: os fusionáis con el universo. En la ciudad hay un montón de gimnasios de artes marciales para recibir bofetadas sofisticadas, pero hay pocas experiencias más liberadoras que un buen gancho en la mandíbula. El boxeo en su estado más salvaje lo experimentaréis en el Chatarras Palace. Es un club de boxeo presente en los medios de comunicación porque su líder es el empresario de la chatarra Javier García Roche. Está en Bon Pastor, en la calle Barnolas 9. Las mañanas de los lunes, miércoles y jueves podréis practicar gratis este noble deporte con amigos de García Roche, inmigrantes y gente sin recursos. Son fanáticos de los tatuajes y de los perros pit bull. En el Chatarras Palace adoran a los animales.

Correr es de cobardes pero hay modalidades de la noble tradición de huir que son más heroicas que sobrevivir en el Chatarras Palace. Si correr una maratón os parece facilísimo, estáis invitados a participar el próximo noviembre, en el Ultra Trail de Collserola, 80 kilómetros, dos maratones por el parque de Collserola. Si todavía queréis más, el Ultra Trail de Barcelona son 100 kilómetros de carrera de montaña, con desniveles para cabras y jabalíes, por el Garraf y el Llobregat.

Si os gustan las montañas rusas, el vértigo y el dolor de barriga provocado por la fuerza centrífuga, olvidaos de Port Aventura e id al aeroclub de Sabadell. Pedid un vuelo de iniciación con avión de acrobacias. Media hora cuesta 177 euros; una hora, 321 euros. Si queréis vomitar, solo tenéis que decírselo al piloto, él se encargará del resto...

EN LA FRONTERA
Hay experiencias sociológicas extremas: aquí se trata de llamar a cada cosa por su nombre. Servir como voluntarios en los Caputxins de Sarrià es una bastante contundente y también reveladora. Los martes y jueves hay una cola que dura dos horas, sobre todo de inmigrantes, para recoger comida y ropa. Este servicio lo podéis encontrar en muchos otros lugares, pero los Caputxins tienen un factor añadido extremo: el convento está en la frontera con Pedralbes, el barrio más pijo de la ciudad. Id temprano porque la cola de gente necesitada se mezcla con las madres que llevan a los niños al colegio de al lado, el Liceo Francés. Choque garantizado: Sofia Coppola dejaría el cine o quizá haría de Ken Loach una temporada. Quedaos repartiendo cajas del Banco de los Alimentos hasta la hora de salida de las oficinas. Entonces caminad los 50 metros que separan los Caputxins del Reial Club de Tennis Barcelona. Esperaros en la puerta del club, observando, y si sois valientes, entrada para comer. El contraste es radical.

No debemos olvidar que vivimos en una ciudad que se parece cada vez más a EuroDisney. Los barrios caen bajo el peso del turismo y del diseño oficial. Al fin y al cabo, en esta modernidad no se vive tan mal. Pero no toda Barcelona evoluciona así. La Barcelona que no sale en las guías tiene un espacio emblemático en el centro penitenciario para jóvenes de Trinitat Vella. La prisión está en una montaña, rodeada por autopistas. Están los llamados "bloques franquistas", edificios que sufren una aluminosis de manual. Hace trece años que el Ayuntamiento promete mejoras vecinales. La zona de la montaña, degradada, sucia, no tiene comercios. En la calle Pérez del Pulgar hay cuatro casas de antiguos funcionarios de prisiones donde tienen los nidos más ratas que reclusos hay en la cárcel.

PATRIOTISMO PATA NEGRA
Con desigualdades como esta pueden entrar ganas de hacerse legionario para marcharse muy lejos de Barcelona. Haréis bien de echarle un vistazo a la Hermandad de los Legionarios, en el paseo de Torras i Bages. Sobredosis de patriotismo pata negra. Podéis cantar el Novio de la muerte si coincidís con el homenaje de algún veterano de la División Azul, aprenderéis pasos de Semana Santa y a tocar la corneta. Si todo esto os gusta, estarán encantados de reclutaros rumbo a Melilla o a Afganistán.

Hay maneras más discretas de servir a la sociedad, como hacer de conejillos de indias para la ciencia. En Barcelona hay constantemente ofertas de voluntariados para participar en experimentos en laboratorios o en hospitales. En la actualidad hay dos ofertas certificadas con garantías de servir a la humanidad: los departamentos de neuropsicofarmacología del Hospital del Mar buscan voluntarios para investigar el efecto de drogas de recreación en nuestra genética. Más información en: www.estudiardrogas.imim.es. En el sector privado, la Clínica Teknon busca voluntarios para ser intervenidos en su Instituto de Fotomedicina, es decir, de cirugía láser. Si tienes granos, un tatuaje que quieres eliminar, enfermedades dérmicas o sencillamente, quieres estirarte la piel, www.fotomedicina.com es tu lugar.

SEXO, SWINGERS, ETC.
Llegamos al apartado que la mayoría de los lectores estaban esperando: sexo. Si sois heterosexuales, buscaos una pareja y haceos socios del Training, uno de los clubs swinger de más renombre en la ciudad. Ser swinger quiere decir, básicamente, intercambiar parejas e improvisar orgías. En el Training pagáis 30 euros de entrada -o 15 euros si eres mujer y vas sola- y ala, hacia dentro a revivir la Grecia clásica. Si habéis leído 'Las partículas elementales', de Houellebecq, quizá os hace gracia.

Entre mis amistades gays hay unanimidad por elegir el club Open Mind como el lugar más bestia para practicar sexo aquí te pillo, aquí te mato. También hay que hacerse socio y seguir unas normas de higiene: en el Open Mind sugieren que practiques un sexo muy cerdo pero que visites regularmente las duchas, los cuatro WC, hagas uso de los dispensadores de condones y de la basura para tirar las gomas y el papel.

Contemplación desnuda del mar con las torres de la central térmica del Besòs aislándoos del mundo. Sentados en la arena de Badalona entre vestigios oxidados de la primera industrialización catalana. 'Mad Max' y 'El desconocido del lago' se fusionan en la playa de Chernobyl. Muchos hombres desnudos alrededor, miradas tentadoras, podéis ignorarlos o bañaros con ellos. No hay chiringuitos ni niños volando cometas. Es el rincón nudista de la ciudad de Garcia Albiol.

Un poco de espiritualidad no os hará daño a estas alturas del reportaje. Dos experiencias religiosas que harán que en cuestión de horas os sintáis personas nuevas. La primera es llamar a la puerta de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Es decir, los mormones, aquellos adolescentes de la America profunda vestidos de negro y camisa blanca que te persiguen por la calle o en el tren de Sarrià. Si les dices que no crees en Dios, todavía es peor: se pican y te toman como un desafío. Su sede está en el bloque de pisos de la calle Calatrava número 10. Si queréis droga dura discursiva, preguntad por los primeros habitantes civilizados de America del Norte, israelitas que según el profeta mormón llegaron allí seis siglos antes del nacimiento de Jesús. Pobrecitos.

MAGIA AFRICANA
Todavía hay creencias más sorprendentes. La magia africana. En Barcelona, en el parabrisas del coche, en la salida del metro, reparten tarjetas con nombres de curanderos que os garantizan la reparación de cualquier tipo de problema. Soy escéptico respecto a la eficacia de rituales como sacrificar una gallina o invocar espíritus, pero esto deberéis probarlo vosotros mismos. Os ofrezco un par que consulté recientemente para un reportaje: la 'consulta' del profesor Kaousou está en Hospitalet. Debes pedir hora con una semana de antelación, tiene mucha clientela. Kaousou organiza viajes para ser tratado por brujos de su país, Guinea Conakry.

El profesor Morke Faba es senegalés y también tiene la consulta en Hospitalet. Los senegaleses son una comunidad muy activa en Barcelona en tradiciones mágicas. En la calle de Sant Pau del Camp está el restaurante senegalés Djam África. Si preguntáis por algún curandero aparecerán de golpe numerosos voluntarios que, a cambio de una comida y una cantidad de dinero a negociar, te explicarán mil y una creencias y te acabarán confiando a su 'primo tal', que te llevará a casa del 'amigo cual', donde te cobrarán más dinero por un ritual y un amuleto. Todo esto no es ilegal, claro. Eso sí: si insistís en recibir un recibo del tratamiento, quizá os atienden gratis.

EPILÉPTICOS, ¡PROHIBIDO!
¿Habéis odio hablar de la sinestesia? Es un fenómeno neurológico que te permite percibir diferentes sensaciones, con diferentes sentidos, a la vez. La sinestesia es un recurso en videoarte. En Barcelona hay muchos artistas con trabajos que te permiten experimentarlo. En Barcelona se celebra el Festival Mira de videoarte -en noviembre en Arts Santa Mònica, Fabra i Coats y Razzmatazz- en el que la sinestesia tiene un papel relevante. ¿Por qué es extremo esto de la sinestesia? La respuesta es Minefield, el trabajo de Eneko Garcia, expuesto en el último festival Artenou de Sant Boi. Son unos 10 minutos de sonidos en una habitación pequeña; el ruido más suave parece el de un motor de reacción. Para hacerte literalmente alucinar, el ruido se combina con un flash discontinuo que martillea las retinas. Minefield está prohibido para epilépticos. Si sufrís migraña, entrad con gafas de sol, os haréis un favor.

En Minefield las pasé canutas, como también sufrí en la Olla de Sichuan. La Olla de Sichuan, en la plaza de Letamendi, es el mejor restaurante chino de Barcelona. La prueba es que la mitad de los clientes son chinos. Sichuan es una provincia china donde el picante es el icono regional. En cada calle de cada pueblo y ciudad de Sichuan se secan guindillas al sol. En la Olla de Sichuan tenéis que pedir los cangrejos picantes y a olla de carne de cerdo y apio picante. Primero saboread el cangrejo -es bogavante- y después, la olla de cerdo.

El reto es terminarse la carne y beberse el caldo. Si os bebéis el caldo, pasaréis una de las peores noches de vuestra vida y al día siguiente el ano os arderá como un clavo ardiente. Si habíais pensado en ir al Open Mind, quizá será mejor lo que dejéis para otro día...

Siguiendo vuestra defecaciones es como se acaba este reportaje: el Ayuntamiento de Barcelona organiza visitas al alcantarillado de la ciudad. El sito para inscribiros es La Fàbrica del Sol y el inicio de la expedición es el paseo de Sant Joan esquina Diagonal. Allí hay un colector de residuos -de mierda-. La visita dura una hora y no es apta si sufres claustrofobia. El Ayuntamiento avisa que está prohibido llevar chanclas, bermudas y manga corta, ni tocar nada. Somos radicales, pero no idiotas.

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